A veces nos sentimos feos, malos, viejos, tontos, inseguros, sin
valor… porque nos comparamos con otros y queremos tener la misma aceptación de
otros. La necesidad de aceptación siempre será el motivo del sentimiento de
rechazo y el origen de sentirnos mal.
La necesidad de aceptación provoca que hagamos muchas cosas
inconscientes por buscar la aceptación, y cuando no lo logramos, es cuando nos
sentimos mal por sentir el inevitable rechazo.
Cuando vivimos esperando la aceptación de los
demás, viviremos actuando de forma que nos acepten, cada rechazo es un objetivo
no logrado, es cuando "nos sentimos". Es cuando pensamos "no me
quiere", "algo hice mal", "está enojado conmigo"... y
todo se resume en: "no me aceptó". Somos felices cuando nos muestran
una sonrisa, cuando nos saludan, cuando nos dicen "te quiero", cuando
nos sentimos "aceptados", pero todo cambia cuando se siente un
rechazo, aun cuando sea un rechazo imaginario. Muchas veces, hasta buscamos
"donde está el rechazo" en algunas palabras que nos hayan dicho.
Pensamos: "Me dijo, nos vemos después, no sé que quiso decir, talvez
quiso decir que ya no nos veamos"...: buscamos donde estuvo el rechazo y terminamos encontrando una razón
para seguir sintiendo un vacío interior.
Seguir buscando la aceptación en los demás es luchar contra una
corriente imaginaria que nunca podremos dominar. Es buscar afuera algo que nos
hace falta adentro de nosotros. ¿Por qué buscar la aceptación en los demás?
Dejar de buscar la aceptación en los demás es olvidarme si los
demás me quieren o no me quieren, si los demás se enojan conmigo o están
contentos, dejar de buscar la aceptación es ser lo suficientemente fuerte de
olvidarme del cariño de los demás y darme el cariño a mi mismo. La necesidad de
aceptación se deja a partir de cuando me acepto a mi mismo. Si me amo a mi
mismo, ¿porqué buscar afuera quien me ame? Si me acepto, ¿porqué buscar afuera
quien me acepte?
Si nos hacen un favor, no estamos comprometidos a responder de la
misma manera, no tenemos porque pensar que ya “debemos” un favor. Los favores
no se hacen para pagar una deuda, los favores se hacen porque nacen del
corazón. El amor no se da para pagar un favor, el amor se da porque sale del
corazón.
Deja de hacer favores, olvídate si debes favores a los demás,
olvídate si necesitas ser aceptado por otros, olvídate de la culpa, el chantaje
y de todo lo que te haga daño. Acéptate a ti mismo, date amor a ti mismo,
quiérete, consiéntete, hazte cariñitos, y cuando estés lleno de amor,
automáticamente darás amor. Ayudarás no para evitar el rechazo, sino como algo
que sale de tu corazón.
Cuando logres amarte a ti mismo, cuando logres aceptarte tal como
eres, cuando logres consentirte… ese día dejarás de buscar el amor allá afuera,
porque ya lo tendrás adentro, y desde ese momento buscarás a quien darle amor
sin esperar que te den amor, desde ese momento dejaras de sentirte rechazado, y
desde ese momento comenzarás a ser libre.
Escrito por: Rafael
Zárate Méndez
No hay comentarios.:
Publicar un comentario