Existen dos tipos de animal intelectual equivocadamente llamado "HOMBRE": el Espiritual y el Común.
El Hombre Común vaga por el mundo como un zombie y se encuentra completamente dormido en las festividades del mundo.
No tiene la más mínima idea que existe un DIOS interno creador (una energía superior que comanda su propia creación), su mundo es vivir la vida del mundo sin pulir jamás la piedra bruta del intelecto o la piedra tosca del espíritu, ya que ni siquiera es consciente que dentro de Él posee toda las herramientas para trascender. Ya que se encuentra roncando en los engaños ilusorios del mundo que lo rodea.
Tal vez puede ser una buena persona, pero esto para el anfiteatro cósmico no es suficiente.
Cuando llegue la muerte se lo arrebatara todo de golpe, ya que desconoce inclusive que más allá de la eternidad siempre existe una fuerte luz que nos da la oportunidad de renacer en Armonía y Paz Profunda. Pero se necesita una profunda espiritualidad y sabiduría para comprenderlo.
El Hombre Espiritual se encuentra lleno de errores (YOES-DIABLOS - EGO) al igual que el hombre común, la diferencia es que es consciente que puede desintegrarlos con la ayuda de su madre divina interna y posee una piedra que debe cincelar a través del trabajo íntimo intelectual y espiritual, hasta convertirla en la piedra circular del alquimista, la piedra angular del CRISTO Cósmico.
El Hombre Espiritual es incluso más atacado aún por la oscuridad, ya que es un peligro para la humanidad. Este lucha por desbaratar sus defectos psicológicos (EGO) día a día, para avanzar al plano etéreo a través de autoconocimiento, observación interna y sabiduría.
Es plenamente consciente que la vida es solo un suspiro en la rueda del Samsara, por lo cual no pierde el tiempo engañado vilmente por las festividades del planeta mientras se debilita, decrépita y muere. Y canaliza y cataliza su energía de manera que pueda trascender mas allá del plano de la materia y renacer una vez más al salir el alba. Como lo hacen las estrellas.
Un solo hombre espiritual puede transformar el camino de miles, mientras el hombre dormido no puede transformar ni su camino propio.
La espiritualidad es la llave que abre el conocimiento y sabiduría de mundos superiores, a los cuales solo se accede con disciplina, vocación, acción y renovación.
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