miércoles, 7 de enero de 2015

EFECTO ESPIRITUAL EN LA VEJEZ

EFECTO ESPIRITUAL EN LA VEJEZ.
Envejecer: Otra vez el camino “asciende”
Cuando nos hacemos mayores, volvemos a comenzar el camino “ascendente”, de regreso al Alma. Ya ha pasado el punto de estar completamente encarnado e identificado con el reino material. Podemos abandonar este enfoque unilateral y frecuentemente somos impulsados a hacerlo por los desafíos vitales que encontramos, o por ser confrontados por la creciente fragilidad de nuestros cuerpos. Otra vez estamos “ascendiendo” para retornar eventualmente a la Fuente. El movimiento natural de envejecer es crecer hacia la Luz, identificarte con la realidad mayor de tu Alma, en lugar de con la finita y limitada realidad de nuestro cuerpo y nuestra personalidad. Consecuentemente, desde el punto de vista espiritual, cuando envejeces te haces más en lugar de menos: Es más probable que se incrementen la sabiduría, la confianza y la alegría.

Un Ser Humano que envejece con naturalidad y gracia es consciente de que es mucho más que su Yo Terrenal. Se da cuenta de que su verdadero Yo está por encima de los papeles que ha desempeñado en el reino material de la Tierra. A medida que el dominio de esta realidad disminuye, comienza a darse cuenta de quién es en realidad: Un ser eterno de Luz viva.

Desafortunadamente, este proceso elegante y natural es frecuentemente obstaculizado por creencias sociales profundamente incrustadas. Vivimos en una sociedad que, por lo general, cree que esa realidad física es todo lo que existe, que no existe un verdadero Yo más allá del Yo Terrenal; y consecuentemente envejecer es algo malo. Las personas han llegado a estar completamente identificadas con su cuerpo físico y su personalidad. Envejecer se asocia con pérdida y decadencia, con un movimiento hacia la inexistencia. Consecuentemente muchas personas se oponen al proceso mismo de envejecer; y esta resistencia interrumpe la Ascensión natural hacia el Alma y hacia más alegría y Luz. Oponerse al proceso de envejecimiento crea una profecía auto-cumplida: Aquello que temes se convierte en realidad por causa de que le temes. La resistencia provoca que uno se aferre a la dimensión física y al cuerpo. Éste aferramiento es una negación y un apartamiento de tu Luz interna; y tiene varias consecuencias trágicas para el Humano que envejece.


Cuando el Humano que envejece no puede ocupar su lugar natural en la sociedad, sufren tanto la sociedad como el anciano mismo. La vida de un anciano tiende a volverse solitaria, pequeña y aburrida. ¿Acaso no es trágico que un Ser Humano sea marginado precisamente en la edad en la cual es idealmente apto para el trabajo espiritual? ¿Habéis oído de un escritor o un artista que se retira cuando cumple 65 años? Tan sólo imaginad cuántos grandes libros y grandes obras de arte nos perdemos cuando estas personas tienen que atenerse a la insana regla de dejar de trabajar a los 65 años.  Las personas mayores están siendo menospreciadas y se menosprecian: El resultado es la degeneración física y mental.

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