Estamos atravesando tiempos complicados, en los
que la razón supera al sentimiento, y así seguimos rodando en descenso hacia la
desconexión de lo consciente. La idea de este año 2015 es que se relajen, se
suelten y estén libres de la estructura que ha sido impuesta durante tanto
tiempo por el sistema de 3D de conciencia. Es un objetivo bastante ambicioso ya
que tenemos la maqueta tatuada a fuego en nuestro andar. Pero, sin duda, la
idea de liberarse es una de las grandes consignas para empezar a transitar un
mundo más útil y ordenado espiritualmente.
Luego del rompimiento de la
Semilla 8, llega la posibilidad de re-diseño, una etapa en la cual debemos
reconstruir o dar lugar a una renovación atinada. Y nos encontramos al mismo
tiempo perdidos, porque no sabemos cómo seguir y no tenemos piso para ver debajo
de nuestros pies. Empezamos a respirar de nuevo y a sentirnos como niños que
volvimos a la vida desde otro lugar, con el apremio de venir a aprender siempre
y de que el tiempo se nos ha acortado. Tal vez sea importante mirarnos bien
adentro y empezar a activar el don del discernimiento para seleccionar, en
calma y lucidez, qué nos conviene y qué no debería ingresar más en nuestro
camino. Suplantar ciertas maquetas por otras no tiene demasiado sentido, porque
la rigidez es la que no se adecua en este nuevo tiempo. Todo lo contrario: lo
que sea cultura flow y
liviandad es lo que nos augura en este año de la Luna y su liderazgo.
Sin duda, la Luna 9 que rige este año en el Tzolkin’ está
dando la posibilidad de elegir y de manejarnos por los impulsos naturales, en
coincidencia con lo que la gran fuente nos envía. Y al mismo tiempo, de
reencontrarnos con nuestras emociones más íntimas, una oportunidad única.
En este año de la Luna 9, debemos preguntarnos:
¿Cómo lograremos identificar nuestras emociones? ¿De qué manera queremos sentir
a partir de ahora? ¿Cuál es la emoción central que deseamos experimentar a cada
momento? ¿Qué esperamos para cambiar el patrón emocional negativo por uno
positivo y mejorado? Y sobre todo, ¿por qué no nos sinceramos bien dentro y
dejamos de pensar para volver a sentir como en pura esencia, cuando éramos
plena luz y solamente energía?
La Luna limpiará el corazón a quien desee
atravesar la experiencia y a aquel que comience a hacerse responsable de su
misión aquí en la Tierra. También, de todas sus variables, oportunidades y
bendiciones que así se desprendan para convertirnos en seres espirituales que
conformen un nuevo diseño humano, en el cual las apariencias no sean un motivo
de descarte ni de bloqueo evolutivo. Si no podemos ser responsables de nuestra
encarnación, por ende, no podemos responsabilizarnos por las vidas de los otros,
ni siquiera por sus tareas y misiones. Lo bueno de este año lunar será
principalmente que todo podrá ser liberado en tanto y en cuanto estemos
dispuestos a querer liberarlo y sanarlo. No es una buena idea reprimir ni
ahogarse en un mar de emociones mezcladas. Aquello que se bloquee o se resista
puede generar una gran explosión que nada ni nadie podrá detener. Y como el
campo emocional se verá afectado, por añadidura, estará proclive a estallar y a
necesitar emerger a la luz. Los años Luna son complicados, pero indudablemente
son los mejores para transitar los verdaderos sentimientos y profundizarlos sin
quedar pegados a las viejas estructuras que han generado cortes y retrasos; si
no drenamos esta carga, la implosión puede ser letal. Por eso, no debemos ir
más allá de nuestros límites energéticos. Será mejor activar la emoción
radiante para no solo definir de qué manera queremos sentir, sino también cómo
nivelamos la autoestima y la posibilidad de identificar nuestro plan aquí en la
Tierra.
Acompañemos el pulsar del sentir y de la nueva
conciencia, que permitirá que la liberación de la mente se haga presente. Te
hará flotar fluyendo hacia lo desconocido, sin temores ni presiones del ego.
Este es un nuevo escalón en el cual no importa lo que pienses, sino lo que
sientas. No importa lo que sientas, pero siéntelo ¡ya! Las emociones estarán a
flor de piel, y eso lo demostrará el mundo con sus imágenes, palabras y
acciones. Habrá mucho por ver, por escuchar y por sentir. Será un tiempo de
renovación interna y de levantar los corazones con las manos bien arriba, sin
importar lo que el otro hace a tu lado. Será como reconstruir tu disco rígido
emocional, y así instalar una nueva programación en tu sistema de defensas
energético. Actualizar tu “software álmico” para resistir tantos cambios que el
espíritu presenciará con altura y con amorosidad. Caminemos la paz por un
propósito que tenga sostén esencial en la comunicación pacífica y llena de
trascendencia.
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