sábado, 7 de febrero de 2015

MENSAJES QUE DEBEMOS TRANSMITIR DE GENERACIÓN A GENERACIÓN

1.-Eres un ser deseado. Estás aquí porque tu y el Universo lo quieren así.
2.-Siente que eres libre de ser lo que eres, no permitas que nada ni nadie te etiquete, ni te impongan creencias que no se corresponden con tu autenticidad.
3.-Cada ancestro de tu árbol, es un don que hay dentro de ti para ser usado a tu favor y a favor de todo el Universo.
4.-No pidas Amor, simplemente Ama.
5.-Cree en los pequeños milagros de cada día y atiende a las "coincidencias", en ellas hay mensajes ocultos que te guían en tu camino.
6.-Cada día, haz un acto generoso.
7.-Si en tu árbol genealógico hubo traumas, sánalos actuando, no los juzgues.
8.-Déjate guiar por tu cuerpo, es sabio. Él te hablará de las situaciones de las que es mejor alejarte, sintiendo tensión y malestar. También te dirá cuando estás alineado con lo que eres, sintiendo relajación y bienestar.
9.-No contamines tu cuerpo, cuida tu alimentación y tu respiración.
10.-En cuanto puedas, sé independiente. Trabaja a favor de tu creatividad.
11.-Escribe poemas.
12.-Busca y provoca situaciones que te hagan reír a ti y a más personas.
13.-Tiende a compartir y a colaborar.
14.-Cuando tengas problemas, puedes analizarlos, puedes hablarlos, pero ten por seguro que hasta que no actúes, no se producirá la transformación.
15.- Siente GRATITUD por todo lo que te ofrece el Universo.
16.- Recuerda que nada perece, sino que se transforma.
17.-Lee, busca, conoce… experimenta por ti mismo.
18.-No te apegues a nada material. No consumas lo que no necesitas.
19.-Tampoco te apegues a ninguna creencia. Lo mismo que tu cuerpo se renueva constantemente, también lo deben hacer las ideas.
20.-Siembra cada día tus semillas. La semillas pueden ser palabras, caricias, belleza, acciones. Ellas son los gérmenes de sabiduría, amor, arte y salud.
21.-Cuida con mimo el territorio que está más allá de tu cuerpo, tu casa, tu barrio, tu ciudad… el planeta y el Universo.

Alejandro Jodorowsky

viernes, 6 de febrero de 2015

NADIE TE OFENDE


Las personas se la pasan la mayor parte de su vida sintiéndose ofendidas por lo que alguien les hizo. La sorprendente revelación que te voy a hacer, va a cambiar tu vida. Nadie te ha ofendido! Son tus expectativas de lo que esperabas de esas personas, las que te hieren. Y las expectativas las creas tú con tus pensamientos. No son reales. Son imaginarias. Si tu esperabas que tus padres te dieran mas amor y no te lo dieron, no tienes por qué sentirte ofendido. Son tus expectativas de lo que un padre ideal debió hacer contigo, las que fueron violadas. Y tus ideas son las que te lastiman.

Si esperabas que tu pareja reaccionara de tal y cual forma y no lo hizo. Tu pareja no te ha hecho nada. Es la diferencia entre las atenciones que esperabas tuviera contigo y las que realmente tuvo, las que te hieren. Nuevamente, eso está en tu imaginación. Enojado con Dios? Son tus creencias de lo que debería hacer Dios, las que te lastiman. Dios jamás ofende ni daña a nadie. Un hábito requiere de todas sus partes para funcionar. Si pierde una, el hábito se desarma. El hábito de sentirte ofendido por lo que te hacen otros (en realidad nadie te hace nada) desaparecerá cuando conozcas mejor la fuente de las ofensas.

Cuando nacemos, somos auténticos. Pero nuestra verdadera naturaleza, es suprimida y sustituida artificialmente por conceptos que nuestros padres, la sociedad y televisión nos enseñan. Y crean una novela falsa de cómo deberían ser las cosas en todos los aspectos de tu vida y de cómo deben actuar los demás.

Una novela que no tiene nada que ver con la realidad. También, las personas son criaturas de inventario. A lo largo de su vida, coleccionan experiencias: padres, amigos, parejas, etc. y las almacenan en su inventario interior. Las experiencias negativas dejan una huella más profunda en nosotros que las positivas. Y cuando una persona es maltratada por alguien, deja esa experiencia en su “inventario”. Cuando conoce a alguien, tiene miedo. Y trata de ver si la nueva persona repetirá las mismas actitudes que la que la hirió. Saca una experiencia de su inventario negativo. Se pone los lentes de esa experiencia y ve a las nuevas personas y experiencias de su vida, con esos lentes. Resultado? Se duplican los mismos problemas y las mismas experiencias negativas.
Y el inventario negativo sigue creciendo. En realidad lo que hace es que te estorba. No te deja ser feliz. Y a medida que se avanza en años, se es menos feliz. Es porque el inventario negativo aumenta año con año. Has visto a las personas de edad avanzada y a los matrimonios con muchos años?

Su inventario es tan grande, que parece que la negatividad es su vida. Una y otra vez sacan experiencias de su inventario negativo ante cualquier circunstancia. Una de las mayores fuentes de ofensas, es la de tratar de imponer el punto de vista de una persona a otra y guiar su vida. Cuando le dices lo que debe hacer y te dice no, creas resentimientos por partida doble. Primero, te sientes ofendido porque no hizo lo que querías. Segundo, la otra persona se ofende porque no la aceptaste como es. Y es un círculo vicioso. Todas las personas tienen el derecho divino de guiar su vida como les plazca. Aprenderán de sus errores por sí mismos. Déjalos ser! nadie te pertenece.
Cuando los colonos americanos querían comprarles sus tierras a los Pieles Rojas, estos les contestaron Comprar nuestras tierras? Si no nos pertenecen! Ni el fulgor de las aguas, ni el aire, ni nuestros hermanos los búfalos a los cuales solo cazamos para sobrevivir. Es una idea completamente desconocida para nosotros. Ni la naturaleza, ni tus padres, ni tus hijos, tus amigos o parejas te pertenecen. Es como el fulgor de las aguas o el aire. No los puedes comprar. No los puedes separar. No son tuyos. Solo los puedes disfrutar como parte de la naturaleza. El cauce de un rio no lo puedes atrapar. Solo puedes meter las manos, sentir el correr de las aguas entre ellas, y dejarlo seguir.
Las personas son un rio caudaloso. Cualquier intento de atraparlas te va a lastimar. Amalas, disfrútalas y déjalas ir.


En la mayoría de los casos, las ofensas producen sentimientos de coraje, de dolor y de resentimiento y en muchas ocasiones el deseo de vengarse del causante del agravio, ultraje o humillación y de cobrar “ojo por ojo” y “diente por diente”.

VIVIR EN CONSCIENCIA

Puedes vivir la vida como si estuvieses hipnotizado (así es como vive el noventa y nueve por ciento de la gente) o puedes vivir con intensidad, con conciencia.

Si vives con consciencia maduras; si no, simplemente te haces viejo. Y hacerse viejo no es volverse sabio. Si cuando eras joven eras un idiota, cuando seas viejo sólo serás un viejo idiota, y nada más. No te vuelves sabio simplemente por envejecer. Incluso puedes llegar a ser más idiota, porque puedes convertir tus hábitos en algo mecánico, robótico.

Se puede vivir la vida de dos maneras. Si vives inconscientemente, simplemente mueres; si vives conscientemente lograrás tener cada vez más vida. Llegará la muerte, pero sólo a la persona que ha envejecido y nunca a una persona madura. Una persona madura nunca muere, porque estará aprendiendo incluso a través de la muerte. La muerte se convierte en una experiencia para vivirla intensamente, observarla, permitirla.


El hombre maduro nunca muere. De hecho, la muerte lucha y se hace añicos, se suicida contra la roca de la madurez. La muerte muere, pero no el hombre maduro. Éste es el mensaje de los que están despiertos: que eres inmortal. Ellos lo han conocido, han vivido su muerte. Han observado y han descubierto que te puede rodear, pero te mantienes al margen, estás a mucha distancia. La muerte ocurre a tu alrededor pero no te ocurre a ti

jueves, 5 de febrero de 2015

COSAS QUE LAS PERSONAS MENTALMENTE FUERTES NO HACEN

1. No pierden tiempo Auto compadeciéndose:
 personas mentalmente fuertes no malgastan sus energías en lamentarse sobre sus circunstancias o por cómo otras personas se han portado con ellos. En cambio, asumen la responsabilidad por sus propios actos y entienden que la vida no siempre es fácil o justa.

2. No renuncian a su poder:
No permiten que otros les controlen, ni se someten a la voluntad de nadie. No dicen cosas como “mi jefe me hace sentir mal”, porque entienden que controlan sus propias emociones y pueden elegir cómo reaccionar a una situación.

3. No tienen miedo a los cambios:
La gente con fortaleza mental no trata de evitar los cambios. Reciben los cambios de forma positiva y estan dispuestos a ser flexibles. Entienden que el cambio es inevitable y creen en su propia capacidad para adaptarse.

4. No malgastan energía en cosas que no pueden controlar:
Nunca oirás a una persona mentalmente fuerte quejandose sobre maletas perdidas en el aeropuerto o atascos en el centro de la ciudad: se centran en los aspectos de su vida que pueden controlar. Reconocen que, a veces, lo único que pueden controlar es su propia actitud.

5. No intentan agradar a todo el mundo:
Reconocen que no necesitan agradar a todo el mundo todo el tiempo. No tienen miedo a decir “no” o mantenerse firmes cuando es necesario. Se esfuerzan en ser amables y justos, pero son capaces de tolerar el que otras personas se alteren porque no han conseguido lo que querían.

6. Asumen riesgos calculados:
No se lanzan a la aventura sin pensar, pero son capaces de asumir ciertos riesgos controlados. Las personas con fortaleza mental dedican tiempo a sopesar los riesgos y beneficios antes de tomar una decisión importante, y se informan bien de los peligros potenciales antes de pasar a la acción.

7. No se estancan en el pasado:
Las personas mentalmente fuertes no pierden tiempo sintiendo nostalgia del pasado ni deseando que las cosas pudieran ser diferentes. Asumen su pasado y pueden decir lo que han aprendido de él, sin embargo no están reviviendo constantemente sus malas experiencias o fantaseando sobre sus días de gloria. Centran su vida en el presente y hacen planes para el futuro.

8. No caen una y otra vez en los mismos errores:
Aceptan la responsabilidad por su conducta y aprenden de sus errores pasados. Como resultado, no repiten una y otra vez esos errores. En cambio son capaces de pasar página y tomar decisiones más inteligentes gracias a su experiencia.

9. No envidian el éxito de otros:
La gente mentalmente fuerte son capaces de apreciar y celebrar el éxito de otros en la vida. No sienten envidia ni se sienten estafados cuando otros les superan. Reconocen que el éxito viene del trabajo duro y están dispuestos a esforzarse para tener sus propias posibilidades de éxito.

10. No abandonan tras un revés:
No ven el fracaso como un motivo para abandonar. Utilizan el fracaso como una oportunidad para crecer y mejorar. Tienen voluntad para seguir intentándolo hasta que lo consiguen.

W11. No temen la soledad:
Las personas fuertes mentalmente toleran la soledad y no temen el silencio. No tienen miedo a quedarse a solas con sus pensamientos y utilizan ese tiempo para ser productivos. Disfrutan de esos momentos y no dependen todo el tiempo de la presencia de otros para ser felices.

12. No sienten que el mundo les deba nada:
No se sienten con derecho a nada en la vida. No piensan que otros deban cuidar de ellos o darles algo. Buscan oportunidades basándose en sus propios méritos.

13. No esperan resultados inmediatos:

Cuando se esfuerzan para ponerse en forma o levantar un nuevo negocio, las personas con fortaleza mental no esperan resultados inmediatos. Aplican sus habilidades y tiempo al máximo y entienden que los cambios reales llevan tiempo.

MALOS PENSAMIENTOS

Inicia  un el mal pensamiento, y esto en sí mismo es ya un mal actuar.
Porque en todas las personas y en todas las cosas existe el bien y el mal. A cualquiera de éstos podemos prestarle fuerza, pensando en él, y por este medio ayudar o estorbar la evolución; podemos hacer la voluntad del Logos o trabajar en contra de ella.

Si pensáis mal de otra persona, cometéis tres iniquidades a un tiempo:

  1.  Llenáis el ambiente que os rodea de malos pensamientos en vez de buenos, y así aumentáis las tristezas del mundo.

  1. Si en el ser en quien pensáis existe el mal que le atribuyes, lo vigorizás y alimentás; y así, hacés peor daño a vuestro hermano en vez de hacerlo mejor. Pero, si generalmente el mal no existe en él y tan sólo lo habéis imaginado, entonces vuestro maligno pensamiento tienta a vuestro hermano y lo induce a obrar mal, porque, si no es todavía perfecto, podéis convertirlo en aquello que de él habéis pensado.

  1. Nutres vuestra propia mente de malos en vez de buenos pensamientos, y así impides vuestro propio desarrollo y te hacéis, a los ojos de quienes pueden ver, un objeto feo y repulsivo, en vez de bello y amable.

No contento con hacerse todo este daño y hacerlo a su víctima, el maldiciente procura con todas sus fuerzas que los demás participen de su crimen. Les expone con vehemencia su chisme, con la esperanza de que lo crean, y entonces los convencidos cooperan con él, enviando malos pensamientos al pobre paciente.


 Y esto continúa día tras día, y no lo hace sólo una persona, sino miles. ¿Veis ahora cuán bajo, cuán terrible es este pecado? Procurad evitarlo en absoluto. No habléis jamás mal de nadie; negaos a escuchar a quien os hable mal de otro, y decidle, afectuosamente: "Tal vez eso no sea verdad, y, aunque lo fuese, es mejor no hablar de ello".

miércoles, 4 de febrero de 2015

RELACIONES AMOROSAS

Cuando ustedes se enamoran de otra persona, a menudo se vive una experiencia intensa de encanto al comienzo de la relación. Parece como si algo se abriera dentro de ustedes, algo que estuvo mucho tiempo escondido y que sólo puede ser descubierto por la mirada de ese otro. Las demás personas no parecen ver ese “algo” dentro de ustedes, pero vuestro ser amado despierta la belleza desnuda de quienes son. Regresa vuestra pasión y entusiasmo por la vida, se sienten vistos y amados, y van a experimentar vuestra propia profundidad vuestra maravilla. Eso es lo que ustedes experimentan en la infatuación. Y aunque parece tener que ver con el otro, en realidad tiene que ver con ustedes, con lo que el otro evoca dentro de ustedes, lo cual es delicioso, ¡un milagro! Sólo entonces parecen estar despiertos y sentir cuánto tienen para dar y cuánto pueden ser amados.

En ese momento, las personas usualmente se intoxican con la admiración y la maravilla de esta infatuación que experimentan, y se atan ciegamente a la persona que despertó este sentimiento dentro de ellos. Ella o él tiene la “varita mágica” en sus manos, y lo que al comienzo llevó a una revelación, y a un sentimiento amoroso hacia ustedes mismos tanto como hacia el otro, gradualmente lleva a perderse de uno mismo, ya que se vuelven totalmente enfocados en el otro.

Entonces comienza una batalla con el otro. Ustedes querrán poseer la parte de ellos que los hace sentir tan bien. Y el otro a manudo hace lo mismo con ustedes, y ambos se van confundiendo inmensamente por esta lucha de tirar de la cuerda. De esta manera, lo más elevado que pueden darse uno al otro finalmente saca lo más bajo, a saber, los celos, la dependencia y las luchas de poder. Ésta es una caída extremadamente dolorosa que casi todos han experimentado en su vida.

Luego de observar lo que ustedes le dan al otro, observen la interacción inversa. ¿Qué es lo que reciben del otro? Tan sólo confíen en vuestro primer sentimiento a medida que viene a ustedes. ¿Se siente bien lo que reciben? ¿Hace que vuestro corazón se abra más? ¿Se sienten más felices con ustedes mismos como resultado de lo que reciben? La esencia de una relación sanadora es que el otro les da algo que crea alegría en vuestro corazon.

Hay otro signo de una relación destructiva. Desde vuestro plexo solar un lugar cerca de vuestro estómago sientan una cuerda de energía que los conecta con el otro. Si son sensibles, tal vez puedan experimentar esa cuerda. Lo que están buscando es el sentimiento de que ustedes necesitan poseer al otro; que cunda el pánico ante la idea de que el otro no esté más aquí; que algo tira de la cuerda. Si ustedes sienten eso, entonces eso es esencialmente una cuerda energética umbilical que los conecta con el otro, y que les da el sentimiento de: “yo lo necesito, no puedo hacerlo sin él o ella”. Ese sentimiento de pánico les muestra que no operan de forma independiente, o al menos piensan que no son capaces de hacerlo sin el otro, y tal dependencia puede conducir a una relación destructiva.

En una relación sanadora, es natural extrañarse mutuamente si de un modo u otro fuesen separados. Es natural disfrutar y por lo tanto añorar la compañía del otro. Ustedes pueden querer al otro, pero no necesitan al otro. Pero en una relación destructiva, hay en juego algo maligno. Hay un sentimiento de que ustedes no pueden hacerlo o estar sin el otro, que son dependientes del otro para vuestro bienestar ¡tal vez para vuestra propia vida! y esto sustancialmente los debilita. Hay un profundo miedo de posible rechazo por parte del otro, y eso los hace sentir pequeños y constreñidos, y toda la relación ya no tiene ese espacio alegre y esa libertad que tenía al principio.

Traten de sentir estas cosas por ustedes mismos, calmadamente, a vuestro propio modo. Y no tengan miedo de hacer espacio en la relación para permitirse sentir esta clase de cosas. Porque una vez que se hallan en una espiral negativa en una relación, a menudo es necesario que las personas se distancien una de otra, físicamente y emocionalmente, para darse cuenta dónde está parado cada uno. En ese momento no suele ser útil tratar de hablar las cosas. Es necesario que vuestros campos energéticos primero se liberen uno de otro para ganar el espacio suficiente que les permita volver al centro de vuestro corazón de cristal. Desciendan con vuestra consciencia dentro de ese hermoso cristal claro que es vuestra esencia. No dependan de otros para experimentarlo en ustedes; está ahí para ustedes – siempre. Es el susurro de Dios que pueden oír en el silencio.

El amor y la aceptación incondicional van a ser encontrados sólo en vuestro propio corazón por y para ustedes mismos. No carguen a otro con ese deber. Ese amor incondicional es algo entre ustedes y vuestro Ser. Esto sólo pueden dárselo a ustedes mismos, y cuando lo hacen, se volverán una fuente de amor para los demás, porque entonces ustedes se habrán vuelto completamente honestos y verdaderos con ustedes mismos. Se aman a sí mismos, incluyendo la parte oscura: ese niño en ustedes quien a veces lucha y está atormentado.


Cuando ustedes se aman a ustedes mismos, les resulta más fácil ver a la otra persona bajo una perspectiva real. Ya no tienen que tomarse tan personalmente las cosas ofensivas o hirientes que a veces él o ella dice o hace. Sus acciones o reacciones les pertenecen a ellos, y se vuelve más fácil no responder tan emocionalmente a eso. La otra persona ya no es responsable de la salvación de vuestra alma ustedes lo son. Ustedes son los maestros de vuestro mundo, de vuestra realidad

RECETA PARA SER HUMILDEMENTE SABIO

Ingredientes
Adaptarse, Actuar, Valorar, Respetar, Asumir, Agradecer, Aceptar

Sugerencias
 Adáptate a la situación y personaje que tienes enfrente siempre dándole la razón y cediendo ante sus justificaciones. Domina tu necesidad de tener la razón. Responde a lo que dice la gente sin plantear una discusión, incluso sin dar un consejo. El que cede gana en desarrollo espiritual y pierde en ego.

Actúa siempre dando lo mejor de ti y con total eficiencia en cada lugar y con cada persona con quién te corresponda.

Confía en el universo y trasciende todo miedo que te impide tomar cualquier acción que sea necesaria tomar.

Valora haciendo buen uso de TODO aquello que la vida te da.

Sirve de manera incondicional en cualquier lugar que te corresponda servir.

Agradece a todas aquellas situaciones y personas que representan algún tipo de reto o conflicto para ti porque comprendes que te están dando la oportunidad de aprender a desconectar tu ego y permitir que la energía del amor fluya a través tuyo.

Respeta todo aquello con lo que no te sientes alineado, creencias comportamientos, actitudes diferentes a los tuyos. Respeta a todo ser viviente y a todo aquello que te rodea. 

Asume tus propios resultados en la vida, tus sentimientos, pensamientos e intenciones pues comprendes que tú mism@ los has generado.


Acepta que todo lo que ocurre a tu alrededor y a ti mismo es neutro y perfecto.

martes, 3 de febrero de 2015

CÁNCER (causas emocionales)

FEBRERO 4 .... Día mundial del cáncer.

El cáncer es una de las principales enfermedades de este tiempo. Se desarrollan células anormales cancerosas y, al no reaccionar el sistema inmunitario frente a estas células, proliferan rápidamente.

Los seres humanos frecuentemente tienen células pre-cancerosas en el organismo pero el sistema inmunitario, es decir el sistema de defensa natural de nuestro cuerpo, se encarga de ellas antes de que se vuelvan cancerosas. Es porque dichas células se desarrollan de manera incontrolada e incesante que pueden dañar el funcionamiento de un órgano o de un tejido, pudiendo así afectar partes vitales del organismo. Cuando estas células invaden ciertas partes del cuerpo, se habla de cáncer generalizado.

El cáncer está principalmente ligado a emociones inhibidas, profundo resentimiento y a veces muy viejo, con relación a algo o una situación que me perturba aún hoy y frente a la cual nunca me atreví a expresar mis sentimientos profundos. Aun cuando el cáncer puede declararse rápidamente después de un divorcio difícil, una pérdida de empleo la pérdida de un ser querido, etc., habitualmente es el resultado de varios años de conflicto interior, culpabilidad, heridas, penas, rencores, odio, confusión y tensión. Vivo desesperación, rechazo de mí.

Lo que sucede al exterior de mí sólo es el reflejo de lo que sucede en el interior, el ser humano siendo representado por la célula y el medio de vida o la sociedad, por los tejidos.
Con mucha frecuencia, si estoy afectada de cáncer, soy una persona que ama, servicial, muy atenta y bondadosa para mi entorno, sumamente sensible, sembrando amor y felicidad alrededor mío.

Durante todo este tiempo, mis emociones personales están rechazadas en lo más hondo de mí mismo. Durante todo este tiempo, mis emociones personales están inhibidas en lo más hondo de mí. Me conforto y me engaño encontrando satisfacción en el exterior en vez del interior de mí  mismo ya que tengo una débil estima de mí. Entonces, me cuido de todo el mundo, dejo de lado mis necesidades personales. Ya que parece que la vida ya no me traiga nada, capítulo y carezco de las ganas de vivir. ¡De qué sirve luchar! Si vivo muchas emociones fuertes, de odio, culpabilidad, rechazo, estaré en muy fuerte reacción (igual como la célula); incluso me sentiré responsable de los problemas y sufrimientos de los demás y querré auto – destruirme.

“Estoy resentida para con la vida”, “es demasiado injusta”. Juego a la “Víctima” de la Vida y me vuelvo pronto “Víctima” del cáncer. Suele ser el “odio” hacía alguien o una situación que me “roerá el interior” y que hará que se auto - destruyan las células. Este odio está profundamente hundido en el interior de mi ser y frecuentemente no tengo consciencia de que existe. Está hundido detrás de mi máscara de “buena persona”. Mi cuerpo se desintegra lentamente porque mi alma se desintegra también: necesito colmar mis deseos no satisfechos en vez de únicamente complacer a los demás.

Debo concederme alegrías, “pequeños dulces”. Cumulé resentimiento, conflictos interiores, culpabilidad, auto – rechazo hacía mí porque siempre actué en función de los demás y no en función de lo que quiero. La paciencia ejemplar y presente en mí se acompaña frecuentemente de una débil estima de sí. Evito darme amor y aprecio porque creo que no lo merezco. Mi voluntad de vivir se vuelve casi nula. Me siento inútil. “¿De qué sirve vivir?” Es mi modo de acabar con la vida. Me autodestruyo y es aquí un suicidio disfrazado. Tengo la sensación de haber “fallado” mi vida y veo ésta como un fracaso. La parte del cuerpo afectada me da explicaciones sobre la naturaleza de mi(s) problema(s): esto indica cuales son los esquemas mentales o actitudes que debo yo adoptar para hacer que desaparezca la enfermedad.


Debo volver a tomar contacto con mi “yo “ interior y aceptarme tal como soy, con mis cualidades, mis defectos, mis fuerzas y mis debilidades. Acepto  dejar caer las viejas actitudes y costumbres morales. La aceptación de mi enfermedad es esencial para que pueda luego “luchar”. ¿Si yo rehuso aceptar  mi enfermedad, cómo puedo curar? Abro mi corazón y tomo consciencia de todo lo que la vida puede traerme  y de en qué medida formo parte de ella. Recibiendo un tratamiento en curación natural, masaje o cualquier otra técnica con la cual me siento a gusto, tendrá el efecto de una armonización que me permitirá abrir mi consciencia a todas las maravillas de la vida y la belleza que me rodean, y fortalecerá así mi sistema inmunitario.

EL PODER DE LA HUMILDAD


La cualidad de la humildad es necesaria para la maestría y le permite a su humanidad ascender a su divinidad. Es siendo humildes que permiten que la voz de su alma guíe su viaje de vida y permiten la conexión con la Fuente que es necesaria para ir más allá de la tercera dimensión. Sin embargo, éste es un principio tan mal entendido y ustedes sienten que si son humildes, entonces tienen que reconocer su imperfección e indignidad, negar su poder y esperar una guía en lugar de avanzar por medio de la intención. El ego limita la expresión de la humildad, a la que percibe como el paso final en su destrucción. Para el ego, ser humilde es que se le niegue su poder.

La humildad que está centrada en el ego se convierte en humillación, en donde al ego se lo limita o elimina. El ego es un componente necesario de su totalidad en cuerpo, mente, emociones y espíritu. No es posible limitar a uno de sus aspectos y seguir siendo enteros. El ego necesita participar en su viaje de vida, pero en equilibrio con el espíritu y no por delante ni por detrás de él. Si al ego no se le da su voz, éste va a desafiar a la humildad y hacerse arrogante. Es posible ser a la vez humilde y poderoso, cuando la humildad emana del reconocimiento del alma de la divinidad interior.

Cuando el ego está en su energía de arrogancia, trata de dominar y controlar. En este aspecto actúa desde su poder en lugar de estar en su poder. Toma el mando y se vuelve exigente, en lugar de estar en el flujo y regir dentro de la intención que está equilibrada con el espíritu. La definición del ego de ‘humildad’ es ser rebajado, marginado, limitado y humillado. Es el miedo del ego de ser separado de su identidad lo que le permite insistir en ser la voz y presencia principal en su realidad. Y al reconocer y aceptar su poder, le dan al ego una voz igual en el despliegue de su camino de vida, que esté equilibrada con el espíritu y en plena asociación divina de ego/espíritu. Entonces la humildad puede aplicarse y el ego entiende que al ser humilde se entrega al espíritu.

Los humildes son los más poderosos entre ustedes. Ellos no temen perder poder, no son arrogantes ni controladores, no necesitan dominar porque su ego está equilibrado con el espíritu. El maestro acepta la humildad dentro del contexto de recibir orientación del espíritu, buscar la iluminación y entregar la voluntad humana a la Voluntad divina.

Ser humilde afirma su poder y transforma su camino conforme abrazan el potencial ilimitado de sus aspectos más elevados. Cuando saben que su mayor poder emana de la humildad, de ser humildes y rendirse a la voluntad divina, su camino de vida se despliega para expresar ideas y potencial que el ego ni siquiera puede empezar a imaginar. Sean humildes, entréguense a la Voluntad divina, permitan que el ego encuentre paz en el espíritu y su humildad les ayudará a crear la poderosa realidad, abundantes bendiciones, amor y alegría que es el regalo de su alma a ustedes.


lunes, 2 de febrero de 2015

LA RENUNCIA

Para vencer la Ambición se  necesitan contrarrestarla con la Renuncia. ¿Pero que es la renuncia?

Renunciar no es: Dejar, abandonar, desistir, desatender, desertar, escapar etc. Por creer que haciéndolo así  van a ser menos materiales. Renunciar significa que a pesar de vivir en la materialidad ustedes usen y utilicen lo que realmente necesitan.

Nuestra  realidad  es placentera y muy engañosa, porque está colmada de placeres sensitivos que envician al alma, por los goces, delicias y encantos que le hacen emotivamente sentir. El alma que se encuentra en estas condiciones, vive embriagada en la ensoñación de las sensaciones placenteras. Al vivir el alma de esta manera, no está dispuesta a renunciar a ellas, ni a desprenderse de lo que le causa gusto, deleite y satisfacción.

Todos somos  adictos al planeta Tierra. El día que ya no encarnen en esta realidad material y sus almas encuentren la paz del espíritu, entonces se habrán liberado de las sensaciones placenteras de los sentidos externos. Solo aquí podrán decir: Estamos libres, y cuando lo digan es porque aprendieron a renunciar y desprenderse de los placeres tentadores de la densidad de la materia.

Luchar contra la AMBICION solo lo pueden realizar con la: RENUNCIA. Es muy difícil  renunciar, generalmente quieren tener absolutamente todos los placeres de este mundo y muchos de ellos han sido inventados y creados por la misma ambición, de esta forma los tienen presos y atados a los placeres de los sentidos y estos sabemos, son extremadamente tentadores.

Cuando les dicen  que deben RENUNCIAR no se referieren a que deben eliminar, excluir, suprimir, abandonar de sus vidas lo MATERIAL no es así. Lo material ustedes lo necesitan y viven de acuerdo a ello, lo que deben renunciar es a: LA MATERIALIDAD... es muy diferente uno del otro.

La renuncia significa dejar el apego a lo inútil, superfluo, inservible, a las adicciones, inclinaciones repetitivas, esquemas que los atan y no los dejan crecer. Hay mucha información y ustedes mismos sentirán lo que es necesario o no dentro del ámbito en que viven: Alimentación, vestido, creencias, formas de vida, apariencias, formas de expresiones y tanto más que son realidades de fantasía.


Renunciar es saber a ciencia cierta cómo funciona el mundo exterior, muchas veces el mal se encuentra camuflado detrás del supuesto bien. Cuantas invenciones y descubrimientos que debían ser para el bienestar de los seres y del planeta, son utilizados para la AMBICIÓN, PODER Y MANIPULACIÓN, engañándolos en necesidades inútiles, donde ustedes se convierten en adictos, tanto, que no pueden renunciar a ellas.

CONQUISTATE A TI MISMO


Para obtener aquello que se llama sabiduría interior tienes que volverte humilde y mirar quién eres —no lo que te dice el espejo, sino quién eres tú— y ver lo que está dentro de ti, el sublime Dios individual. Y tienes que dejar de tener prisionero al Yo. ¿Sabes lo que es una prisión?

Eres prisionero de ti mismo. ¿Sabes cómo encelas tu verdad? No sabes quién eres. ¿Sabes quién eres tú? ¿Conoces la virtud que está dentro de ti? ¿Sabes qué viniste a hacer aquí? Todas las culpas de tu vida las colocas sobre los hombros de otros, todos lo habéis hecho. Todos los demás son responsables de tu infelicidad. Eso es un gran disparate, pero es también un gran aprendizaje.

Cuando sepas quién eres te mirarás a ti mismo y sabrás, rápidamente, quién ha creado todos los destinos que has vivido por elección propia. Y toda la infelicidad es cuestión de elección propia, así como la felicidad. Pero lo elegiste tú, y nadie más. Cuando tengas la humildad de mirarte a ti mismo, de sentirte, y de preguntarte por qué y luego decir: «Sé por qué», y puedas razonar con el Yo, entonces le habrás quitado las barras de la prisión a la verdad, que es el pájaro que se eleva en un cielo llamado felicidad, virtud, unidad y paz.

Tu vida es vida, tras vida, tras vida. En una vida se pueden vivir un millón de años. ¿Sabes por qué te toma tanto, tantas vidas? Por tu incapacidad de mirar quién eres. Juzgas a otro, y un día, en verdad, decidirás vivir el juicio que has expresado, será por tu propio bien, para que comprendas mejor a otros a través del medio llamado el Yo. Pero en su mayor parte, has aprendido sólo una cosa en cada una de tus vidas. Has sido muy lento para acelerar la sabiduría interior, porque te has negado a mirar quién lo ha creado; te has negado. Has  sido toda entidad concebible que haya sido creada por los genes del hombre y la mujer. Has sido todos los colores, desde lo peor, como un lémur, hasta lo más arrogante, como un atlante. Has sido todo eso, todo. Pero ¿por qué no acelerar en una vida lo que puede proclamarse en un momento, y revelar el Yo en la compasión del alma, mirando quién eres?
Y cuando decidas comprender  quién eres.  Y decididamente amar lo que  eres,  en verdad,  te  sentíras muy complacido contigo mismo, así  llegaras  a ser tu Yo.  ¿Por qué? Porque estarás  en paz con el Dios Desconocido, al que habrás  encontrado a través de ti  mismo, y a  la manera maravillosa, única y poderosa de crear tu  destino y llegar a un entendimiento mayor. Y cuando te  perdones  a ti mismo y comprendas  por qué, lo que habías hecho antes ya no te importa, pues ya no te  atormenta.. Ya hay no dolor, ya no hay  impulso para  conquistar nada externo.

Todo lo que has sido, lo has sido con el fin de obtener entendimiento, amor. Cuando el hombre creó el bien y el mal, la verdad sentenciosa, también creó el temor y la culpa y la incapacidad de progresar en la vida espiritual. Cuando digo espiritual, hablo de toda la vida, no simplemente de algo maravilloso de lo cual hablar en términos filosóficos, o en ciertos días de tu semana, sino todos los días. Entonces te vuelves inhibido y te ahogas en tu propio pesar, te pierdes en tu propio menosprecio y te rechaza tu propio Yo. Te digo que todo lo que has hecho en todas tus vidas está bien. Dios, el Padre, que es la resonancia de esta maravillosa estructura molecular, no te ha juzgado; no conoce el juicio, pues no conoce la perfección, que es una limitación total. Él simplemente es. Es el estado de ser que ama, que es todo por sí mismo. Y ese ser es el poder que abarca a todos vosotros que estáis aquí, a todas las gentes en todas partes.

Dios nunca te juzgó, nunca clamó para que fueras un santo o un demonio. Eso lo hiciste tú mismo, de nuevo por no saber quién eras. Si el Padre, en todo lo que él es, ha encontrado mucha bondad en tu maravilloso ser, y has obtenido y todavía tienes vida en este momento que sigue, para vivir, para que rebose el Yo divino, te aseguro , siente que  eres Dios, vívelo para que puedas perdonar, y ver y comprender por qué has sido como has sido, en verdad.

Lo que has hecho en tu  vida  manifestalo valientemente para que tengas la oportunidad de mostrar el  deseo de ser humilde para ver quién eres. Y para todos aquellos de vosotros que todavía cierran los ojos,  no se le puede enseñar  a la única imposibilidad que pueda existir: una mente cerrada. Ellos ni oyen ni perciben, porque pone en peligro su verdad encerrada que les proporciona seguridad. Tú, ¿cómo te conoces a ti mismo? Como la paloma que está en la prisión. Perdónate a ti mismo. El Padre siempre te ha perdonado; ha comprendido.

Contempla quién eres; contémplalo. Contempla tu ira; ¿por qué estás furioso? Contempla tus celos; ¿por qué eres celoso? Contempla tu envidia; ¿por qué eres envidioso? Contempla tus inseguridades y entiende por qué. Contempla tus juicios; ¿por qué juzgas? Contempla tu crueldad; ¿por qué no eres compasivo? Y contempla tu risa; ¿dónde está? Reflexiona sobre todo esto que te he contado.

RAMTHA.

sábado, 31 de enero de 2015

EL ESPIRITU

Cuando el Hijo-Pensamiento fue creado, el creador le otorgó el Libre Albedrío, eso significaba que él podía hacer con su alma lo que quisiera. Podía degradarla con experiencias y vivencias impuras o podía elevarla y transformarla en una realidad divina y eterna. Es aquí que el Hijo-Pensamiento escogió el sendero de su existencia. Si degradaba su alma se quedaría solo con la vida, y si la elevaba se quedaría con la existencia eterna. Fue aquí que el Hijo- Pensamiento entendió que había heredado de su padre toda la sabiduría inimaginable de la Mente Universal y si él no sabía manejar su legado positivamente, entonces perdería el regreso a quien le dio la vida y existencia: La Mente-Padre.

A través de las miles y millones de experiencias y vivencias que el Hijo- Pensamiento, diseminado en la Mente Universal, ha tenido desde que fue creado, comprendió su realidad y desarrolló el legado de su padre, multiplicó la herencia de su alma, convirtiéndola en una Alma-Pensamiento-Elevada en un Cuerpo Divino, Sublime y Eterno, formó entonces su ESPÍRITU.   EL ESPÍRITU es propio del hombre,  es el alma legada por su creador, convertida por él en una Energía-Pensamiento elevada y perfecta. Conforme el Hijo-Pensamiento recorría el universo y aprendía a conocer la creación de su padre, iba grabando su alma con lo mejor de lo mejor que encontraba en su camino. Extraía de la creación lo más perfecto y elevado, sus pensamientos se convertían en energía de delicados matices.

Cuando el Hijo-Pensamiento regresó a su padre la Mente Universal, solo lo pudo hacer con un cuerpo de LUZ extraído de los pensamientos más elevados de su alma, este cuerpo lo llamó: ESPÍRITU.   Al regresar a su padre lo nutrió de pensamientos llenos de experiencias y vivencias perfectos, elevados y llenos de CONOCIMIENTO, ENTENDIMIENTO Y AMOR. El Hijo-Pensamiento le demostró a su creador, que él era un digno hijo y que él era tan creador como su padre.


EL SER UNO.

EL ALMA

Es sinónimo de: VIDA. Todo lo existente tiene alma, llámese el reino animal, vegetal o mineral. El alma es lo que da vida y movimiento al todo por el todo. El alma se encarna en los tres reinos, se graba y comporta dependiendo dónde se encuentra encarnada y en dónde se desarrolla. El alma está compuesta por Nimeos-energía, los cuales están formados por cristales que cuando se juntan y dependiendo de la grabación que tengan, se comportarán eternamente, evolucionando conforme van avanzando en su conocimiento y sabiduría. Todo lo existente en el universo tangible e intangible tiene alma, ya que es la Vida que sustenta los tres cuerpos de EL SER. El alma forma toda la creación y ésta se ha desarrollado a través del tiempo, grabándose y al hacerlo ha mantenido un orden correlativo de continuidad, de causa y efecto tan profundo, que hoy en día podemos decir que el universo y todo lo que existe dentro de él, tiene un alma sabia que se ha mantenido en los siglos de los siglos.

Si decimos que el alma es sinónimo de vida, entonces debemos suponer que el Hombre tiene un alma que le da la vida. El alma en el hombre, es el soplo de vida que el creador le dio. Millones de años inimaginables ha recorrido el alma del universo, grabándose en miles de millones de maneras. El alma universal copa absolutamente todo lo existente, dando vida y movimiento a la creación del creador. Así pues, debemos saber que ella vive en todas las criaturas ya que ellas son el Creador y el Creador son ellas. Cuando el hombre fue creado, el creador le dio exactamente igual que a toda su creación el alma, pero a diferencia de otras criaturas, el hombre fue algo muy especial ya que lo hizo a su propia imagen y semejanza diciéndole: “SI YO SOY LA MENTE, TÚ SERÁS MI PENSAMIENTO”. Fue aquí que el hombre se convirtió en el pensamiento del creador y al serlo se encargó de ejecutar y plasmar todas las ideas que existían en la mente se su creador y fue aquí también que el Hijo- Pensamiento al igual que su Padre-Mente, comenzó a grabar su alma con todas sus experiencias y vivencias, nutriendo a la Mente-Padre.

El alma del hombre está grabada de sus experiencias, vivencias, emociones, genética, carácter y personalidad. El alma es la parte del hombre que se relaciona con otros seres humanos. El hombre es consciente de sí mismo a través del alma. El alma se compone del intelecto, inteligencia, razón, lógica, raciocinio. El alma es la parte o dimensión psicológica. El alma se relaciona con el cuerpo material, es la parte del hombre que vive en el mundo físico a través de los cinco sentidos. El alma puede corromperse, cuando es llevada por el cuerpo material hacia la oscuridad de su entendimiento.

Cuando el alma DESPIERTA LA CONSCIENCIA profunda, y activa la comunicación interior con su “Ser Interno” y con la consciencia cósmica iluminada por el conocimiento ancestral, entonces podemos decir que comenzó a formar su Espíritu. El alma se confunde con el término espíritu pero equivale en algunas culturas religiosas. El objetivo del paso por este mundo es poder darle oportunidad al alma de compensar o corregir los errores que se han generado en vidas anteriores, haciendo el bien. El alma llegará por medio del amor a recuperar su lugar y volver a retornar a la fuente inicial y última de todos los seres del universo.


EL SER UNO.

viernes, 30 de enero de 2015

EL VACIO

   El vacío es una de las palabras clave de Lao Tse (1), habla de lo vacío una y otra vez. Vacío(2) significa espacio; vacío significa amplitud, vacío significa inagotabilidad.

            Vives en una casa, pero tu concepto de una casa son las paredes. Dice: “Las paredes no son la casa. ¿Cómo vas a vivir en las paredes? Vives en el vacío, no en las paredes – lo hueco. Esa es la verdadera casa”. Pero cuando tú piensas en la casa, piensas en la estructura que rodea al vacío. Por eso te parecen distintos un palacio y una choza. Pero no a Lao Tse, porque el vacío es el mismo. Si miras las paredes, entonces, por supuesto, una choza es una choza y un palacio es un palacio. Pero si miras la cavidad interior, que es la verdadera casa, ya que solo lo que está vacío puede albergarte, no las paredes, entonces no existe diferencia entre una choza y un palacio. No existe un vacío rico y un vacío pobre: todos los vacíos son lo mismo, son iguales. Pero hay paredes ricas y paredes pobres.

            Una vez que comprendas esto, muchas cosas se harán posibles, porque esta es una analogía con infinito potencial y significado. Cuando miras a una persona ¿miras su cuerpo…? Entonces estás mirando las paredes. Ese no es el verdadero hombre –el verdadero hombre está en el vacío interior. Un cuerpo puede ser bello, feo, sano, enfermo, joven, viejo, pero el vacío interior siempre es el mismo. Y entonces no miras los cuerpos, entonces miras el vacío que hay dentro.

            Puedes encontrar la analogía en todas partes. Vas al mercado a comprar una vasija de barro, o una vasija de oro. La vasija oro se diferencia de la vasija de barro, sus paredes se diferencian, pero el vacío interior es el mismo. Y cuando un pobre va con su vasija de barro a un pozo y un rico va con su vasija de oro al mismo pozo, van con el mismo vacío. Ambos llenan sus copas con la misma agua, y cuando llenan sus vasijas, no son las paredes las que usan, sino la cavidad interior, el vacío.

            Lao Tse dice: “Mira lo interno, no mires lo externo. La cavidad interna es tu ser, la cavidad interna, el vacío interno es tu ser”. Eso significa que tu ser es un ‘no-ser’, porque la palabra “ser” te da la sensación de que hay algo dentro. No… No hay nadie dentro. Todo ese “ser alguien” está en el exterior; dentro está el “nadie”, el vacío. Todo el ego está solo en la superficie, dentro hay un estado de no-ego. ¿Quién está dentro? Cuando lo sepas, te reirás; dirás que la pregunta está fuera de lugar.

No hay nadie, exactamente nada; por eso eres amplio; por eso eres de la cualidad de Brahma; por eso no puedes encontrar a Dios en ningún sitio; porque Él es la cavidad de la Totalidad, y tú sigues buscando ‘el cuerpo’, la figura…: Unos buscan a Krishna, otros buscan a Cristo, otros buscan a Mahavir, todos buscan cuerpos, figuras, “paredes”… Nadie está buscando la cavidad. Y si buscas la cavidad, ¿a dónde necesitas ir para encontrarla…? Te rodea el espacio por todas partes… No necesitas ir a ningún lado, el espacio está en todos lados. Esto es Dios: “el espacio”; el espacio en el que naces, el espacio en el que vives, el espacio en el que te disolverás.

            Un pez nace en el mar, el pez vive en el mar, el pez muere y se disuelve en el mar. El pez no es otra cosa que agua de mar. Exactamente lo mismo eres tú. El vacío está por todo alrededor y el mismo vacío está dentro. ¿Cómo podría haber dos tipos de vacío? Imposible. El vacío siempre es el mismo. En un pecador existe el mismo vacío que en un santo: el pecador tiene la etiqueta, en el exterior,  de ser un pecador, y el santo tiene la etiqueta, en el exterior, de ser un santo. Estás demasiado apegado a las paredes y no ves que las paredes no son significativas. ¿Por qué llamas santo a un hombre? Porque hace algo que tu llamas bueno. ¿Por qué llamas pecador a un hombre? Porque hace algo que llamas malo. Pero todo hacer es externo; todas las acciones son externas; son solo pinturas en las paredes. Pero el vacío interno: ¿puede volverse impuro el vacío interno a través de tus actos? ¿Puedes volver impuro al vacío? ¿Puedes hacer puro al vacío? El vacío es simplemente vacío. ¿Cómo vas a hacerlo puro o impuro…? El vacío permanece intacto, inmodificable, tal como es; nada puede cambiar la naturaleza del vacío. Es lo que es… Si me cortas con una espada, cortas mi cuerpo, pero no a mí, porque “mi” significa el vacío interno. Si hago algo, lo hago con las paredes, pero el vacío interno no es un hacedor. Recuerda siempre esta analogía. Es clave en la enseñanza de Lao Tse.

“El Tao (3) es una vasija vacía,
Y su uso es inagotable.
Insondable.”


(Del libro: “Tao, los tres tesoros”, Osho)

SABIDURÍA DEL SILENCIO

Aprende a ser como el universo, escuchando y reflejando la energía sin emociones densas y sin prejuicios. Porque siendo como un espejo sin emociones aprendemos a hablar de otra manera. Con el poder mental tranquilo y en silencio, sin darle oportunidad de imponerse con sus opiniones personales y evitando que tenga reacciones emocionales excesivas, simplemente permite una comunicación sincera y fluida. No te des mucha importancia, y sé humilde, pues cuanto más te muestras superior, inteligente y prepotente, más te vuelves prisionero de tu propia imagen y vives en un mundo de tensión e ilusiones. 

Sé discreto, preserva tu vida íntima, de esta manera te liberas de la opinión de los otros y llevarás una vida tranquila volviéndote invisible, misterioso, indefinible, insondable como el Tao. No compitas con los demás, vuélvete como la tierra que nos nutre, que nos da lo que necesitamos. Ayuda a los otros a percibir sus cualidades, a percibir sus virtudes, a brillar. El espíritu competitivo hace que crezca el ego y crea conflictos inevitablemente. 
Ten confianza en ti mismo, preserva tu paz interna evitando entrar en la provocación y en las trampas de los otros. No te comprometas fácilmente. Si actúas de manera precipitada sin tomar conciencia profunda de la situación, te vas a crear complicaciones La gente no tiene confianza en aquellos que muy fácilmente dicen "sí", porque saben que ese famoso "sí" no es sólido y le falta valor. 

Toma un momento de silencio interno para considerar todo lo que se presenta y toma tu decisión después. Así desarrollarás la confianza en ti mismo y la sabiduría. Si realmente hay algo que no sabes, o no tienes la respuesta a la pregunta que te han hecho, acéptalo. El hecho de no saber es muy incómodo para el ego porque le gusta saber todo, siempre tener razón y siempre dar su opinión muy personal. En realidad el ego no sabe nada, simplemente hace creer que sabe. Evita el hecho de juzgar y de criticar, el Tao es imparcial y sin juicios, no critica a la gente, tiene una compasión infinita y no conoce la dualidad. Cada vez que juzgas a alguien lo único que haces es expresar tu opinión muy personal y es una pérdida de energía, es puro ruido. Juzgar es una manera de esconder sus propias debilidades.

El sabio tolera todo y no dirá ni una palabra. Recuerda que todo lo que te molesta de los otros es una proyección de todo lo que todavía no has resulto de ti mismo Deja que cada quien resuelva sus propios problemas y concentra tu energía en tu propia vida. 


Tao Te Ching

jueves, 29 de enero de 2015

EXPERIENCIA EN EL UMBRAL DE LA MUERTE

Mi muerte
Debí adormecerme de nuevo, pero no por mucho tiempo, porque el reloj parecía marcar todavía las nueve treinta. Luego, de pronto, me desperté con una sensación extrañísima. De alguna forma, mis instintos me avisaban de un peligro inminente. Miré la habitación en torno mío. La puerta aparecía semicerrada. La pequeña bombilla sobre el lavabo, al lado de la puerta, seguía encendida. Me sentí presa de un estado de alerta y de un temor que iba en aumento. Mis sentidos me decían que me hallaba sola y podía comprobar que mi cuerpo se encontraba cada vez más débil.

Traté de alcanzar el cordón que colgaba cerca de la cama, en un intento de avisar a la enfermera. Pero, por mucho que lo intentaba, no lograba moverme. Experimenté una terrible sensación de hundimiento, como si las últimas gotas de mi sangre estuvieran siendo drenadas de mi cuerpo. Oí un leve zumbido en la cabeza y me hundí cada vez más, hasta que sentí mi cuerpo inmóvil y sin vida.
Luego, una oleada de energía me recorrió. Era casi como si experimentara una descarga o desprendimiento en mi interior y mi espíritu salió repentinamente de mi pecho y se elevó hacia lo alto, como atraído por un imán gigante. Mi primera impresión fue de libertad. No había nada antinatural en la experiencia. Me encontraba por encima de la cama, suspendida cerca del techo. La sensación de libertad no tenía límites y parecía que siempre había estado así. Giré y vi un cuerpo que yacía sobre la cama. Sentí curiosidad por saber quién era e, inmediatamente, empecé a descender hacia él. Mi experiencia como enfermera diplomada me había familiarizado con el aspecto de los cuerpos muertos y, al acercarme a su rostro, en seguida me di cuenta que estaba sin vida. Y luego supe que el cuerpo era el mío. Aquel cuerpo sobre la cama era el mío.

No me sorprendí ni me asusté; sólo sentí cierta simpatía por él. Parecía más joven y más bonito de lo que yo recordaba y ahora estaba muerto. Era como si me hubiese quitado una prenda usada y la hubiese dejado de lado para siempre, cosa triste porque todavía era buen, aún se le podía dar mucho uso. Hasta aquel momento nunca me había contemplado en tres dimensiones; sólo me había mirado en espejos y superficies planas. Pero los ojos del espíritu ven más dimensiones que los ojos del cuerpo mortal. Contemplé mi cuerpo desde todos los ángulos a la vez: por delante, por atrás y por los lados. Vi aspectos de mis facciones que nunca antes había conocido y que hacían más plena y completa mi perspectiva. Tal vez se debiera a ello que en un principio no me reconociera.
Mi cuerpo actual era ingrávido y extremadamente móvil, me fascinaba mi nueva existencia. Tan sólo unos momentos antes aún sentía el dolor de la operación, pero ahora no experimenta incomodidad alguna. Estaba entera en todos los sentidos; perfecta. Y pensé: “Así soy en realidad”.

Presté atención al cuerpo. Sabía que nadie se había percatado de mi muerte y sentí la necesidad de decírselo a alguien. “¡Estoy muerta –pensé- y aquí nadie lo sabe!” Pero, antes de que pudiera moverme, tres hombres aparecieron de súbito a mi lado. Vestían hermosos hábitos color castaño claro y uno de ellos llevaba la parte posterior de su cabeza cubierta por un capuchón. Los tres ceñían el talle con cinturones trenzados en oro que colgaban por los extremos. Emanaban una especie de resplandor no especialmente fuerte, y entonces aprecié que mi propio cuerpo despedía una suave luminiscencia y que la luz se había fundido en torno nuestro. No sentía miedo.

Los hombres parecían tener unos setenta y ochenta años, pero intuía que la medida de su tiempo era distinta a la terrena. Pronto comprendí que eran mucho mayores de los setenta y ochenta años aparentes; que eran ancestrales. Percibía gran espiritualidad, conocimiento y sabiduría en ellos. Creo que se me aparecieron vestidos con hábitos para evocar la sensación de esas virtudes. Empecé a considerarles como monjes –sobre todo debido a sus hábitos- y sabía que podía confiar en ellos. Entonces me hablaron.

Habían estado conmigo durante “eternidades”, dijeron. No acababa de entenderlos; ya me costaba concebir la idea de una eternidad, eternidades era excesivo. Para mí, la eternidad se situaba siempre en el futuro, pero aquellos seres dijeron que habían estado conmigo durante eternidades, en el pasado. Esto era más difícil de comprender. Entonces empecé a visualizar imágenes mentales de un tiempo muy lejano, de una existencia previa a mi vida en la tierra, de mi relación con esos hombres “antes”. Cuando aquellas escenas se desplegaron en mi mente supe que verdaderamente nos conocíamos durante “eternidades”. Me excité. El hecho de una vida anterior a la terrenal cristalizó en mi mente y comprendí que, en realidad, la muerte era un “renacimiento” a una vida superior, capaz de un entendimiento y unos conocimientos que abarcaban tanto el futuro como el pasado.

Y supe que aquellos eran mis mejores amigos en esa vida superior y que habían elegido estar conmigo. Me explicaron que ellos junto con otros, habían sido mis ángeles de la guarda durante mi vida en la tierra. Pero sentía que los tres eran especiales, que eran también mis “ángeles custodios”.
Dijeron que yo había muerto prematuramente. De algún modo, me comunicaron una sensación de paz y me pidieron que no me preocupara, que todo iría bien. Al percibir aquella sensación, sentí su profundo amor y su interés. Aquellas impresiones y otros pensamientos me eran comunicados de espíritu a espíritu, de inteligencia a inteligencia. En un principio creí que usaban palabras, pero era porque estaba acostumbrada a que la gente “hable”. Ellos se comunicaban con mucha más rapidez y plenitud, de un modo al que se referían como “conocimiento puro”.

La palabra más afín que tenemos para definirlo es telepatía, pero ella tampoco describe el proceso entero. Yo sentí sus emociones y sus intenciones. Sentía su amor. Experimentaba sus sentimientos. Y eso me llenaba de alegría, porque me querían mucho. Mi lenguaje anterior, el lenguaje de mi cuerpo, resultaba verdaderamente limitado y descubrí que mi anterior capacidad para expresar sentimientos era casi inexistente, comparada con aquella aptitud del espíritu para comunicarse de esa forma pura.

Había muchas cosas que querían compartir conmigo y que yo deseaba compartir con ellos, pero todos sabíamos que en aquel momento otro asunto tenía prioridad. De repente recordé a mi marido y a mis hijos y me preocupó de qué forma les afectaría mi muerte. ¿Cómo cuidaría mi marido de seis niños? ¿Cómo se desenvolverían ellos sin mí? Tenía verdadera necesidad de verles otra vez, al menos para calmar mis propias preocupaciones.

Mi único pensamiento fue abandonar el hospital y reunirme con mi familia. Tras tantos años deseando una familia, esforzándome por mantenerla unida y ahora temía perderla. O, quizá, temía que ellos me perdiera a mí.

Inmediatamente empecé a buscar una salida y reparé en la venta. La atravesé rápidamente y salí al exterior. Pronto aprendería que no me hacía falta utilizar una ventana, que podía haber salido de la habitación por un punto cualquiera. Fue sólo la supervivencia de los pensamientos (y, por lo tanto, limitaciones) mortales lo que me impulsó a usar la ventana. Se me ocurrió que me encontraba en “modalidad lenta”, puesto que aún pensaba en términos de cuerpo físico cuando, de hecho, mi cuerpo espiritual podía atravesar cualquier superficie antes infranqueable para mí. La ventana estuvo cerrada en todo momento.
Mi viaje hacia casa fue borroso. Ahora que sabía que podía hacerlo, empecé a desplazarme a una velocidad tremenda y sólo era vagamente consciente de los árboles que se precipitaban debajo de mí. No tomé decisiones, no me di instrucciones, sólo pensé en mi hogar y supe que me dirigía hacia allí. Al cabo de un momento me encontraba delante de casa y entraba en la sala de estar.
Vi a mi marido, que leía el periódico sentado en su sillón. Vi a mis hijos, que corrían escaleras arriba y abajo, y supe que se preparaban para dormir. Dos de ellos estaban enzarzados en un batalla de almohadas, como acostumbraban hacer a la hora de acostarse. No deseaba comunicarme con ellos, aunque me preocupaban sus vidas sin mí. Mientras les observaba individualmente, una especie de adelanto de lo que les sucedería se proyectó en mi mente y me permitió ver sus vidas futuras. Llegué a saber que mis hijos se encontraban en la tierra para adquirir su propia experiencia que me había equivocado al considerarles “míos”.

Eran espíritus individuales, lo mismo que yo, con una inteligencia ya desarrollada antes de su vida terrena. Cada uno de ellos disponía de su libre albedrío para vivir su vida como deseaba. Sabía que el libre albedrío no es sería negado. Tan sólo les habían puesto bajo mi tutela. Aunque ya no las recuerde, supe que mis hijos tenías sus propias “agendas” en la vida y que, después de cumplirlas, su estancia terrenal también terminaría. Vi de antemano algunos de sus problemas y dificultades, pero sabía que serían precisos para su evolución. No había necesidad de temor ni de tristeza. Al final, ellos estarían bien y sabía que sólo transcurriría un breve instante antes de encontrarnos todos juntos de nuevo. Nadaba en un mar de serenidad. Mi marido y mis hijos amados, esta familia que durante tanto tiempo había ansiado, estarían bien. Sabía que seguirían adelante, de modo que yo también podía hacerlo.

Me sentía agradecida por aquel entendimiento e intuía que se me permitía alcanzarlo para que fuera más fácil mi transición por la muerte.
Ahora me llenaba el deseo de proseguir mi propia existencia y conocer todo lo que me aguardaba. Fui otra vez atraída hacia el hospital, pero no recuerdo el recorrido pareció suceder de forma instantánea. Vi mi cuerpo que todavía yacía en la cama, casi un metro por debajo de mí y ligeramente a la izquierda. Mis tres amigos seguían allí, me esperaba. Volví a sentir su amor y la alegría que experimentaban al ayudarme.

Mientras su amor me colmaba supe, de alguna manera, que había llegado el momento de seguir adelante. También supe que mis queridos amigos, los monjes, no irían conmigo.
Empecé a percibir algo parecido a una ráfaga.

El túnel
Cuando se está en presencia de una energía grandiosa, se sabe. Yo lo sabía. Un profundo sonido atronador empezó a invadir la habitación. Percibía la fuerza oculta tras él, un movimiento que parecía implacable. Pero, aunque el sonido y la fuerza fueran terribles, volví a sentirme invadida por una sensación placentera, casi hipnótica. Oí el redoble de distantes campanas que repiqueteaban a lo lejos, un sonido hermoso que nunca olvidaré. Mi ser empezó a verse envuelto en oscuridad. La cama, la luz, junto a la puerta y la habitación entera parecían apagarse y, de inmediato, me vi suavemente atraída hacia lo alto, hacia el torbellino de una gran masa negra.

Me sentí engullida por un enorme tornado. No podía ver nada más que la densa oscuridad, casi tangible. La oscuridad era más que la falta de luz; era una espesa negrura distinta a cualquier cosa previamente conocida. El sentido común me decía que debería estar aterrorizada, que todos los fantasmas de mi juventud deberían haber resucitado, pero en el interior de aquella masa negra experimentaba una sensación de calma y bienestar profundamente placentera. Sentí que avanzaba a través de ella y el sonido voraginoso se fue apagando.
Me encontraba en posición reclinad, me desplazaba con los pies hacia delante y la cabeza levemente alzada. La velocidad llegó a ser tan increíble que ni años luz serían capaces de medirla. Pero también la paz y la tranquilidad aumentaron y sentía que podía permanecer en aquel estado maravilloso para siempre y sabía que, si yo lo deseaba, así sería.

Advertí que había otras personas y también animales que viajaban conmigo, aunque a cierta distancia. No podía verles pero intuía que su experiencia era similar a la mía. No percibía lazo personal alguno con ellos y sabía que no suponían ninguna amenaza, de modo que pronto me olvidé de ellos. Sí que noté, sin embargo, que algunos no avanzaban como yo sino que se quedaban en la negrura prodigiosa. No deseaban o, sencillamente, no sabían cómo proseguir. Pero no había nada que temer.

Experimenté una sensación balsámica. Aquella masa de alegre torbellino estaba colmada de amor, yo me hundí en la profundidad de su negrura y su calor y me regocijé en mi paz y en esa seguridad. Pensé: “Debe de ser aquí donde se encuentra el valle de la sombra de la muerte”.
Nunca en la vida había sentido mayor serenidad.

En un abrazo de luz
Vi un puntito de luz en la distancia. La masa negra que me rodeaba empezó a adquirir la forma de un túnel, yo lo atravesaba a una velocidad aún mayor y me precipitaba hacia la luz. Me sentía instintivamente atraída hacia ella, aunque sabía de nuevo que otros podrían no serlo. Al acercarme percibí en su centro la figura de un hombre de pie que irradiaba luz a su alrededor.

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