Cuando
ustedes se enamoran de otra persona, a menudo se vive una experiencia intensa
de encanto al comienzo de la relación. Parece como si algo se abriera dentro de
ustedes, algo que estuvo mucho tiempo escondido y que sólo puede ser
descubierto por la mirada de ese otro. Las demás personas no parecen ver ese
“algo” dentro de ustedes, pero vuestro ser amado despierta la belleza desnuda
de quienes son. Regresa vuestra pasión y entusiasmo por la vida, se sienten
vistos y amados, y van a experimentar vuestra propia profundidad – vuestra maravilla. Eso es lo que ustedes
experimentan en la infatuación. Y aunque parece tener que ver con el otro, en
realidad tiene que ver con ustedes, con lo que el otro evoca dentro de ustedes,
lo cual es delicioso, ¡un milagro! Sólo entonces parecen estar despiertos y
sentir cuánto tienen para dar y cuánto pueden ser amados.
En ese momento, las
personas usualmente se intoxican con la admiración y la maravilla de esta
infatuación que experimentan, y se atan ciegamente a la persona que despertó
este sentimiento dentro de ellos. Ella o él tiene la “varita mágica” en sus
manos, y lo que al comienzo llevó a una revelación, y a un sentimiento amoroso
hacia ustedes mismos tanto como hacia el otro, gradualmente lleva a perderse de
uno mismo, ya que se vuelven totalmente enfocados en el otro.
Entonces comienza
una batalla con el otro. Ustedes querrán poseer la parte de ellos que los hace
sentir tan bien. Y el otro a manudo hace lo mismo con ustedes, y ambos se van
confundiendo inmensamente por esta lucha de tirar de la cuerda. De esta manera,
lo más elevado que pueden darse uno al otro finalmente saca lo más bajo, a
saber, los celos, la dependencia y las luchas de poder. Ésta es una caída
extremadamente dolorosa que casi todos han experimentado en su vida.
Luego de observar lo
que ustedes le dan al otro, observen la interacción inversa. ¿Qué es lo que
reciben del otro? Tan sólo confíen en vuestro primer sentimiento a medida que
viene a ustedes. ¿Se siente bien lo que reciben? ¿Hace que vuestro corazón se abra
más? ¿Se sienten más felices con ustedes mismos como resultado de lo que
reciben? La esencia de una relación sanadora es que el otro les da algo que
crea alegría en vuestro corazon.
Hay
otro signo de una relación destructiva. Desde vuestro plexo solar – un lugar cerca de vuestro estómago – sientan una “cuerda” de energía
que los conecta con el otro. Si son sensibles, tal vez puedan experimentar esa
cuerda. Lo que están buscando es el sentimiento de que ustedes necesitan poseer
al otro; que cunda el pánico ante la idea de que el otro no esté más aquí; que
algo tira de la cuerda. Si ustedes sienten eso, entonces eso es esencialmente
una cuerda energética umbilical que los conecta con el otro, y que les da el
sentimiento de: “yo lo necesito, no puedo hacerlo sin él o ella”. Ese
sentimiento de pánico les muestra que no operan de forma independiente, o al
menos piensan que no son capaces de hacerlo sin el otro, y tal dependencia
puede conducir a una relación destructiva.
En
una relación sanadora, es natural extrañarse mutuamente si de un modo u otro
fuesen separados. Es natural disfrutar y por lo tanto añorar la compañía del
otro. Ustedes pueden querer al otro, pero no necesitan al otro. Pero en una
relación destructiva, hay en juego algo maligno. Hay un sentimiento de que
ustedes no pueden hacerlo o estar sin el otro, que son dependientes del otro
para vuestro bienestar – ¡tal
vez para vuestra propia vida! –
y esto sustancialmente los debilita. Hay un profundo miedo de posible rechazo
por parte del otro, y eso los hace sentir pequeños y constreñidos, y toda la
relación ya no tiene ese espacio alegre y esa libertad que tenía al principio.
Traten de sentir
estas cosas por ustedes mismos, calmadamente, a vuestro propio modo. Y no
tengan miedo de hacer espacio en la relación para permitirse sentir esta clase
de cosas. Porque una vez que se hallan en una espiral negativa en una relación,
a menudo es necesario que las personas se distancien una de otra, físicamente y
emocionalmente, para darse cuenta dónde está parado cada uno. En ese momento no
suele ser útil tratar de hablar las cosas. Es necesario que vuestros campos
energéticos primero se liberen uno de otro para ganar el espacio suficiente que
les permita volver al centro de vuestro corazón de cristal. Desciendan con
vuestra consciencia dentro de ese hermoso cristal claro que es vuestra esencia.
No dependan de otros para experimentarlo en ustedes; está ahí para ustedes –
siempre. Es el susurro de Dios que pueden oír en el silencio.
El
amor y la aceptación incondicional van a ser encontrados sólo en vuestro propio
corazón – por y para ustedes
mismos. No carguen a otro con ese deber. Ese amor incondicional es algo entre
ustedes y vuestro Ser. Esto sólo pueden dárselo a ustedes mismos, y cuando lo
hacen, se volverán una fuente de amor para los demás, porque entonces ustedes se
habrán vuelto completamente honestos y verdaderos con ustedes mismos. Se aman a
sí mismos, incluyendo la parte oscura: ese niño en ustedes quien a veces lucha
y está atormentado.
Cuando
ustedes se aman a ustedes mismos, les resulta más fácil ver a la otra persona
bajo una perspectiva real. Ya no tienen que tomarse tan personalmente las cosas
ofensivas o hirientes que a veces él o ella dice o hace. Sus acciones o
reacciones les pertenecen a ellos, y se vuelve más fácil no responder tan
emocionalmente a eso. La otra persona ya no es responsable de la salvación de
vuestra alma – ustedes lo son.
Ustedes son los maestros de vuestro mundo, de vuestra realidad
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