En Cartago, Jesús
tuvo una larga conversación memorable con un sacerdote mitríaco sobre la
inmortalidad, el tiempo y la eternidad. Este persa se había educado en
Alejandría y deseaba realmente aprender de Jesús. En respuesta a sus
numerosas preguntas, y traducido a terminología moderna, Jesús dijo en
sustancia lo siguiente:
El tiempo es la
corriente de los acontecimientos temporales que fluyen, percibidos por la
conciencia de la criatura. El tiempo es el nombre que se ha dado al orden en
que suceden los acontecimientos, que permite reconocerlos y separarlos. El
universo del espacio es un fenómeno relacionado con el tiempo cuando es
observado desde cualquier posición interior, fuera de la morada fija del
Paraíso. El movimiento del tiempo sólo se revela en relación con algo que no
se mueve en el espacio como un fenómeno dependiente del tiempo. En el universo
de universos, el Paraíso y sus Deidades trascienden tanto el tiempo como el
espacio. En los mundos habitados, la personalidad humana (habitada y orientada
por el espíritu del Padre del Paraíso) es la única realidad relacionada con
lo físico que puede trascender la secuencia material de los acontecimientos
temporales.
Los animales no
perciben el tiempo como el hombre, e incluso para el hombre, debido a su punto
de vista fragmentario y circunscrito, el tiempo aparece como una sucesión de
acontecimientos. Pero a medida que el hombre asciende, que progresa
interiormente, su visión de esta procesión de acontecimientos aumenta de tal
manera que la discierne cada vez mejor en su totalidad. Lo que anteriormente
aparecía como una sucesión de acontecimientos, se verá ahora como un ciclo
completo y perfectamente relacionado. De esta manera, la simultaneidad circular
desplazará cada vez más a la antigua conciencia de la secuencia lineal de los
acontecimientos.
Hay siete conceptos
diferentes del espacio tal como está condicionado por el tiempo. El espacio se
mide por el tiempo y no el tiempo por el espacio. La confusión de los
científicos surge al no reconocer la realidad del espacio. El espacio no es
simplemente un concepto intelectual de la variación en la conexión de los
objetos del universo. El espacio no está vacío, y la mente es la única cosa
que el hombre conoce que puede trascender, aunque sea parcialmente, el espacio.
La mente puede funcionar independientemente del concepto de la conexión
espacial de los objetos materiales. El espacio es relativa y comparativamente
finito para todos los seres que tienen condición de criatura. Cuanto más se
aproxima la conciencia a la noción de las siete dimensiones cósmicas, el
concepto de espacio potencial se aproxima más a la ultimidad. Pero el
potencial del espacio sólo es realmente último en el nivel absoluto.
Debe ser evidente
que la realidad universal tiene un significado siempre relativo y en
expansión, en los niveles cósmicos ascendentes y en vías de
perfeccionamiento. A fin de cuentas, los mortales supervivientes alcanzan la
identidad en un universo de siete dimensiones.
El concepto
espacio-temporal de una mente de origen material está destinado a soportar
ampliaciones sucesivas a medida que la personalidad consciente que lo concibe
asciende los niveles del universo. Cuando el hombre alcanza la mente intermedia
entre el plano material y el plano espiritual de existencia, sus ideas del
espacio-tiempo se amplían enormemente en cuanto a la calidad de percepción y
a la cantidad de experiencia. Los conceptos cósmicos crecientes de una
personalidad espiritual que progresa se deben al aumento de la profundidad de
la perspicacia y del campo de la conciencia. A medida que la personalidad
continúa su camino, hacia arriba y hacia dentro, hasta los niveles
trascendentales de semejanza con la Deidad, el concepto/ del espacio-tiempo se
acercará cada vez más a los conceptos desprovistos de tiempo y de espacio de
los Absolutos. Relativamente, y según sus logros trascendentales, los hijos
con destino último llegarán a percibir estos conceptos del nivel absoluto.
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