martes, 24 de febrero de 2015

VENGO DEL SOL

Prólogo del libro "VENGO DEL SOL" de Flavio M. Cabobianco a sus 8 años.

A los ocho años agrego: "Cuando escribí 'Vengo del Sol', era muy chico y conocía pocas palabras. Quiero aclarar que no se trata del Sol físico, sino del Sol espiritual. Antes de llegar a la Tierra estuve en esa fuente de luz para poder ingresar en el plano físico.
No sólo yo vengo del Sol. Todos los niños que nacen ahora, y también todos los grandes que se están transformando, tienen abierta la conexión con la luz."

PRÓLOGO
Nuevos niños están naciendo. Son humanos diferentes, aunque no lo parezcan. Yo soy sólo uno de ellos, uno de los primeros. La humanidad está cambiando. La conexión con lo espiritual está más abierta. Todos los niños pueden ahora mantenerse unidos a su esencia.

Los bebés lloran porque es muy difícil este planeta. Un bebé trata de expresarse vía telepática, pero no le funciona porque todo aquí es muy denso. Ve todo, lo malo y lo bueno, lo falso y lo verdadero. En otros planetas uno ve lo que quiere. Ver es una manera de decir, ya que no hay ojos físicos, uno se focaliza en lo que le interesa y se puede cerrar cuando quiere. El recién nacido está asustado, encerrado en la realidad física. Extraña la unidad esencial de donde viene, entonces se adhiere rápidamente a las personas que lo cuidan. Traspasa a los padres el lugar del Ser Supremo. Los padres, si creen sólo en lo material, lo involucran cada vez más en lo físico. Al enseñarle a hablar, limitan su pensamiento. Los niños al crecer, van perdiendo la conexión con su origen.

Para ayudar a los chicos hay que ayudar a los grandes. Si los padres están abiertos, van a cuidarlos sin imponerles sus propias ideas, su visión del mundo. Lo principal es darles espacio, darles tiempo, dejarlos pensar, dejarlos que hablen. Es importante hablarles de Dios, de lo espiritual pero sin insistir en que se tiene la Verdad.
El cerebro humano es como una computadora, pero la computadora tiene una memoria limitada, reflejo del cerebro físico. En cambio la mente es el reflejo de la Mente Divina que es infinita.

Los humanos aprenden a usar un solo punto de vista, el cotidiano que sirve para lo físico y para vivir en sociedad. Los niños, al jugar practican esta realidad. Seguir abierto es mantener otros puntos de vista. Por ejemplo, el punto de vista Exterior es "ver" desde fuera de la Tierra y, más aún, desde fuera de la parte manifestada del Universo. El punto de vista Central es "ver" desde el Núcleo, esencia energética de Dios. El punto de vista Interior es "mirar" desde dentro del núcleo interno del propio ser, y ver el núcleo de otros seres.

A los niños se les hace practicar sólo el punto de vista Cotidiano. Entonces limitan el uso de sus ondas mentales y aprenden a focalizarse en el plano físico. Es como usar apenas una partecita de una computadora. Una vez que están programados de esta manera, es difícil que se abran, pueden confundirse. Hay que tener mucha paciencia para reabrir la conexión espiritual.

La mayor parte de los seres humanos viven toda su vida olvidados de la totalidad. La unidad superior la mantienen cuando son bebés y a veces la recuperan poco antes de morir. Buscan la felicidad externa porque pierden la interna. Sufren por los deseos y también por la adicción a otros seres humanos.


Un niño nuevo sabe que es parte de la Totalidad. Si se le quiere enseñar la idea de "mío" se confunde, cree que todo es de él. Hay que dejarlo compartir. Hay un solo YO para la Totalidad, aunque el YO individual es de una variedad infinita.

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