Prólogo del libro
"VENGO DEL SOL" de Flavio M. Cabobianco a sus 8 años.
A los ocho años
agrego: "Cuando escribí 'Vengo del Sol', era muy chico y conocía pocas
palabras. Quiero aclarar que no se trata del Sol físico, sino del Sol
espiritual. Antes de llegar a la Tierra estuve en esa fuente de luz para poder
ingresar en el plano físico.
No sólo yo vengo del
Sol. Todos los niños que nacen ahora, y también todos los grandes que se
están transformando, tienen abierta la conexión con la luz."
PRÓLOGO
Nuevos niños están
naciendo. Son humanos diferentes, aunque no lo parezcan. Yo soy sólo uno de
ellos, uno de los primeros. La humanidad está cambiando. La conexión con lo
espiritual está más abierta. Todos los niños pueden ahora mantenerse unidos
a su esencia.
Los bebés lloran
porque es muy difícil este planeta. Un bebé trata de expresarse vía
telepática, pero no le funciona porque todo aquí es muy denso. Ve todo, lo
malo y lo bueno, lo falso y lo verdadero. En otros planetas uno ve lo que
quiere. Ver es una manera de decir, ya que no hay ojos físicos, uno se
focaliza en lo que le interesa y se puede cerrar cuando quiere. El recién
nacido está asustado, encerrado en la realidad física. Extraña la unidad
esencial de donde viene, entonces se adhiere rápidamente a las personas que lo
cuidan. Traspasa a los padres el lugar del Ser Supremo. Los padres, si creen
sólo en lo material, lo involucran cada vez más en lo físico. Al enseñarle
a hablar, limitan su pensamiento. Los niños al crecer, van perdiendo la
conexión con su origen.
Para ayudar a los
chicos hay que ayudar a los grandes. Si los padres están abiertos, van a
cuidarlos sin imponerles sus propias ideas, su visión del mundo. Lo principal
es darles espacio, darles tiempo, dejarlos pensar, dejarlos que hablen. Es
importante hablarles de Dios, de lo espiritual pero sin insistir en que se
tiene la Verdad.
El cerebro humano es
como una computadora, pero la computadora tiene una memoria limitada, reflejo
del cerebro físico. En cambio la mente es el reflejo de la Mente Divina que es
infinita.
Los humanos aprenden a
usar un solo punto de vista, el cotidiano que sirve para lo físico y para
vivir en sociedad. Los niños, al jugar practican esta realidad. Seguir abierto
es mantener otros puntos de vista. Por ejemplo, el punto de vista Exterior es
"ver" desde fuera de la Tierra y, más aún, desde fuera de la parte
manifestada del Universo. El punto de vista Central es "ver" desde el
Núcleo, esencia energética de Dios. El punto de vista Interior es
"mirar" desde dentro del núcleo interno del propio ser, y ver el
núcleo de otros seres.
A los niños se les
hace practicar sólo el punto de vista Cotidiano. Entonces limitan el uso de
sus ondas mentales y aprenden a focalizarse en el plano físico. Es como usar
apenas una partecita de una computadora. Una vez que están programados de esta
manera, es difícil que se abran, pueden confundirse. Hay que tener mucha
paciencia para reabrir la conexión espiritual.
La mayor parte de los
seres humanos viven toda su vida olvidados de la totalidad. La unidad superior
la mantienen cuando son bebés y a veces la recuperan poco antes de morir.
Buscan la felicidad externa porque pierden la interna. Sufren por los deseos y
también por la adicción a otros seres humanos.
Un niño nuevo sabe
que es parte de la Totalidad. Si se le quiere enseñar la idea de
"mío" se confunde, cree que todo es de él. Hay que dejarlo
compartir. Hay un solo YO para la Totalidad, aunque el YO individual es de una
variedad infinita.
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