viernes, 13 de febrero de 2015

ALMA DE LOS TRABAJADORES DE LA LUZ

Las almas de los trabajadores de la luz nacieron mucho antes de que surgieran la tierra y la humanidad.

Las almas nacen por oleadas. En cierto sentido las almas son eternas, sin comienzo y sin fin. Pero en otro sentido, ellas nacen en un cierto punto. Es en este punto cuando sus conciencias alcanzan un sentido de individualidad propia. Antes de este punto, ellas ya están ahí, como una posibilidad. Aún no hay conciencia de yo y otro.

La conciencia de ‘yo’ aparece cuando de algún modo se traza una línea de demarcación entre grupos de energías. Tenemos que volver a las metáforas para poder explicar esto. Piensen por un momento en el océano e imaginen que éste es un enorme campo de energías fluyendo: corrientes que se mezclan y se separan constantemente. Imaginen que una conciencia difusa se extiende por todo el océano. Llámenlo el océano espiritual si lo prefieren. Luego de un tiempo, en ciertos lugares del océano emergen concentraciones de conciencia. La conciencia aquí está más focalizada: menos difusa que en su entorno directo. En todo el océano, hay una diferenciación progresiva, la cual lleva al desarrollo de formas transparentes dentro del océano. Éstas formas, las cuales son puntos focalizados de conciencia, se mueven independientemente del entorno. Ellas se experimentan a sí mismas como formas diferentes al océano (espíritu). Lo que ocurre luego aquí es el nacimiento de un sentido rudimentario de sí mismo o de propia conciencia.
¿Por qué los puntos folcalizados de conciencia emergen en algunas partes del océano más que en otras? Esto es muy difícil de explicar. ¿Pueden sentir, de todos modos, que hay algo muy natural en este procedimiento? Cuando ustedes arrojan semillas sobre una cama de tierra, ustedes notarán que las pequeñas plantas que brotan, crecerán cada una a su propio ritmo. Una no crecerá tan grande o tan fácilmente como otra. Algunas no crecerán para nada. Hay diferenciación a través del campo. ¿Por qué? La energía del océano (el océano espiritual) intuitivamente busca la mejor expresión posible para todas sus múltiples corrientes o capas de conciencia.

Durante la formación de puntos individuales de conciencia dentro del océano, hay un poder que trabaja sobre el océano desde afuera, o eso es lo que parece. Este es el poder de la divina inspiración, el cual puede ser concebido como el aspecto masculino de Aquel que los ha creado a ustedes. Mientras que el océano representa el lado femenino, receptivo, el aspecto masculino puede ser visualizado como rayos de luz, volcándose dentro del océano, lo cual incrementa el proceso de diferenciación y de separación en masas individuales de conciencia. Ellos son como los rayos de sol que entibian la cama de tierra.

El océano y los rayos de luz juntos forman una entidad o ser que puede ser nombrado como arcángel. Es una energía arquetípica con ambos aspectos masculino y femenino y es una energía angélica que se manifiesta o expresa a sí misma en ustedes. Volveremos con la noción de arcángel más adelante.
Luego de que el alma nace, como una unidad individual de conciencia, ella lentamente abandona el estado de unidad oceánica que ha sido su hogar por mucho tiempo. Ella es cada vez más consciente de estar separada y en lo suyo.

Con esta conciencia, aparece por primera vez en su ser una sensación de pérdida o falta. Cuando ella se lanza en su camino de exploración como una entidad individual, acarreará consigo un cierto anhelo por la totalidad, un deseo de pertenecer a algo más grande que ella misma. Bien en lo profundo, ella mantendrá la memoria de un estado de conciencia
en el cual todo es uno, en el cual no existe ‘yo’ y ‘otro’. Esto es lo que ella considera que es el ‘hogar’: un estado de estática unidad, un lugar de completa seguridad y fluidez.

Con esta memoria ‘atrás en la mente’, ella comienza su viaje a través de la realidad, a través de incontables campos de experiencia y exploración interna. La nueva alma es impulsada por la curiosidad y tiene una gran necesidad de experiencia. Este fue el elemento que estaba ausente en el estado oceánico de unidad. Ahora el alma es capaz de explorar libremente todo lo que desee.

Ella es libre de buscar la totalidad de todas las maneras posibles.
Dentro del universo hay incontables planos de realidad para explorar. La tierra es simplemente uno de ellos, y uno que surgió relativamente tarde, hablando en una escala cósmica. Los planos de la realidad, o dimensiones, siempre se originan por necesidades interiores o deseos. Como todas las creaciones, son las manifestaciones de visiones internas y consideraciones. La tierra fue creada desde un deseo interno de colocar juntos elementos de diferentes realidades que chocaron unos con otros. Se quiso que la tierra fuese un crisol de fusión para un gran conjunto de influencias. Explicaremos esto más abajo. Ahora es suficiente con decir que la tierra llegó relativamente tarde en la etapa cósmica y que muchas almas han vivido muchas vidas de exploración y desarrollo en otros planos de realidad (planetas, dimensiones, sistemas estelares, etc.), incluso antes de que la tierra naciera.


Los trabajadores de la luz son almas que han vivido muchas, muchas vidas en estos otros planetas, antes de que encarnaran alguna vez en la tierra. Esto es lo que los distingue a ellos de las ‘almas terrestres’, como podríamos llamarlas por motivo de conveniencia. Las almas terrestres son almas que encarnaron en cuerpos físicos en la tierra relativamente temprano en su desarrollo como unidades individualizadas de conciencia. Se podría llegar a decir que ellas comenzaron su ciclo de vidas terrestres cuando sus almas estaban en sus etapas infantiles. Por aquél tiempo, los trabajadores de la luz eran almas ‘crecidas’. Ellas ya habían pasado por muchas experiencias, y el tipo de relación que comparten con las almas terrestres puede ser relacionada con aquella de padres y niños.

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