Las almas de los
trabajadores de la luz nacieron mucho antes de que surgieran la tierra y la
humanidad.
Las
almas nacen por oleadas. En cierto sentido las almas son eternas, sin comienzo
y sin fin. Pero en otro sentido, ellas nacen en un cierto punto. Es en este
punto cuando sus conciencias alcanzan un sentido de individualidad propia. Antes de
este punto, ellas ya están ahí, como una posibilidad. Aún no hay conciencia de yo y
otro.
La conciencia de
‘yo’ aparece cuando de algún modo se traza una línea de demarcación entre
grupos de energías. Tenemos que volver a las metáforas para poder explicar
esto. Piensen por un momento en el océano e imaginen que éste es un enorme
campo de energías fluyendo: corrientes que se mezclan y se separan
constantemente. Imaginen que una conciencia difusa se extiende por todo el
océano. Llámenlo el océano espiritual si lo prefieren. Luego de un tiempo,
en ciertos lugares del océano emergen concentraciones de conciencia. La
conciencia aquí está más focalizada: menos difusa que en su entorno directo.
En todo el océano, hay una diferenciación progresiva, la cual lleva al
desarrollo de formas transparentes dentro del océano. Éstas formas, las
cuales son puntos focalizados de conciencia, se mueven independientemente del
entorno. Ellas se experimentan a sí mismas como formas diferentes al océano
(espíritu). Lo que ocurre luego aquí es el nacimiento de un sentido
rudimentario de sí mismo o de propia conciencia.
¿Por qué los puntos
folcalizados de conciencia emergen en algunas partes del océano más que en
otras? Esto es muy difícil de explicar. ¿Pueden sentir, de todos modos, que
hay algo muy natural en este procedimiento? Cuando ustedes arrojan semillas sobre
una cama de tierra, ustedes notarán que las pequeñas plantas que brotan,
crecerán cada una a su propio ritmo. Una no crecerá tan grande o tan
fácilmente como otra. Algunas no crecerán para nada. Hay diferenciación a
través del campo. ¿Por qué? La energía del océano (el océano espiritual)
intuitivamente busca la mejor expresión posible para todas sus múltiples
corrientes o capas de conciencia.
Durante la
formación de puntos individuales de conciencia dentro del océano, hay un
poder que trabaja sobre el océano desde afuera, o eso es lo que parece. Este
es el poder de la divina inspiración, el cual puede ser concebido como el
aspecto masculino de Aquel que los ha creado a ustedes. Mientras que el océano
representa el lado femenino, receptivo, el aspecto masculino puede ser
visualizado como rayos de luz, volcándose dentro del océano, lo cual
incrementa el proceso de diferenciación y de separación en masas individuales
de conciencia. Ellos son como los rayos de sol que entibian la cama de tierra.
El
océano y los rayos de luz juntos forman una entidad o ser que puede ser
nombrado como arcángel. Es una energía arquetípica con ambos aspectos masculino y
femenino y es una energía angélica
que se manifiesta o expresa a sí misma en ustedes.
Volveremos con la noción de arcángel más adelante.
Luego de que el alma
nace, como una unidad individual de conciencia, ella lentamente abandona el
estado de unidad oceánica que ha sido su hogar por mucho tiempo. Ella es cada
vez más consciente de estar separada y en lo suyo.
Con esta conciencia,
aparece por primera vez en su ser una sensación de pérdida o falta. Cuando
ella se lanza en su camino de exploración como una entidad individual,
acarreará consigo un cierto anhelo por la totalidad, un deseo de pertenecer a
algo más grande que ella misma. Bien en lo profundo, ella mantendrá la
memoria de un estado de conciencia
en el cual todo es
uno, en el cual no existe ‘yo’ y ‘otro’. Esto es lo que ella considera que es
el ‘hogar’: un estado de estática unidad, un lugar de completa seguridad y
fluidez.
Con
esta memoria ‘atrás en la mente’, ella comienza su viaje a través de la
realidad, a través de incontables campos de experiencia y exploración
interna. La nueva alma es impulsada por la curiosidad y tiene una gran
necesidad de experiencia. Este fue el elemento que estaba ausente en el estado oceánico de
unidad. Ahora el alma es capaz de explorar libremente todo lo que desee.
Ella es libre de
buscar la totalidad de todas las maneras posibles.
Dentro del universo
hay incontables planos de realidad para explorar. La tierra es simplemente uno
de ellos, y uno que surgió relativamente tarde, hablando en una escala
cósmica. Los planos de la realidad, o dimensiones, siempre se originan por
necesidades interiores o deseos. Como todas las creaciones, son las
manifestaciones de visiones internas y consideraciones. La tierra fue creada
desde un deseo interno de colocar juntos elementos de diferentes realidades que
chocaron unos con otros. Se quiso que la tierra fuese un crisol de fusión para
un gran conjunto de influencias. Explicaremos esto más abajo. Ahora es
suficiente con decir que la tierra llegó relativamente tarde en la etapa
cósmica y que muchas almas han vivido muchas vidas de exploración y
desarrollo en otros planos de realidad (planetas, dimensiones, sistemas
estelares, etc.), incluso antes de que la tierra naciera.
Los trabajadores de
la luz son almas que han vivido muchas, muchas vidas en estos otros planetas,
antes de que encarnaran alguna vez en la tierra. Esto es lo que los distingue a
ellos de las ‘almas terrestres’, como podríamos llamarlas por motivo de conveniencia.
Las almas terrestres son almas que encarnaron en cuerpos físicos en la tierra
relativamente temprano en su desarrollo como unidades individualizadas de
conciencia. Se podría llegar a decir que ellas comenzaron su ciclo de vidas
terrestres cuando sus almas estaban en sus etapas infantiles. Por aquél
tiempo, los trabajadores de la luz eran almas ‘crecidas’. Ellas ya habían
pasado por muchas experiencias, y el tipo de relación que comparten con las
almas terrestres puede ser relacionada con aquella de padres y niños.
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