¿Qué es nuestro consciente? Es el que nos
comunica con nuestra propia realidad, el que nos conecta con nuestro Centro o
Yo Superior, es la máxima realización del Ser como
persona humana.
Continuamente está avisándonos y provocándonos para que nos
demos cuenta ¡Qué pasa con nosotros!, creando las distintas situaciones e
impulsos internos y externos, para que miremos y escuchemos, enfocando la
atención hacia nuestro interior. El que lucha continuamente y sin descanso,
para que no nos sumamos en la mayor de las oscuridades, en nuestra propia
locura y destrucción.
Nuestro consciente o Yo Superior, es el que
colabora para que vayamos descubriendo una por una nuestras propias pasiones,
que son las que nos encadenan, dándonos la oportunidad una y otra vez, para que
comencemos desde nosotros mismos aquí y ahora a caminar hacia esta nueva
dimensión de conciencia, hacia un nuevo Ser
Humano.
Un Ser libre y en armonía, libre de las ataduras de esta madeja
enredada que él mismo ha elaborado, colabora para que vayamos desenredándola
poco a poco, para así llegar a nuestra propia realidad, la Divinidad que se
encuentra en nuestro interior.
A ser partes de un Todo y no Seres aislados que luchan por
sobrevivir, a tener plena consciencia de nuestra existencia, de reivindicarnos,
de no dejarnos arrastrar por la influencia que ejerce el inconsciente
colectivo, como seres que somos, y una vez fuera de estas ataduras que nos
encadenan, poder llegar a ser personas con una limpia y sana espontaneidad.
Comenzando desde nosotros mismos, desde nuestra propia materia
física, tener el poder de expresarnos desde nuestro interior hacia nuestro
exterior, manejando nosotros mismos el timón, y conducir firmemente nuestra
propia vida hacia adelante, avanzando poco a poco hasta alcanzar al fin la
meta, qué es nuestra propia Divinidad.
Al abrirnos a la Consciencia, desaparece el temor a la muerte,
porque ya no tiene sentido para nosotros, ya que nacemos a la vida, a la vida
interior, a nuestro Yo Superior, ya nos somos un ente separado de los demás,
todos hacemos el mismo viaje y hacia el mismo destino.
Si en un momento determinado nos entregamos a nuestro Yo
Superior o Consciencia, será la misma sabiduría la que nos conduzca a nuestro
propio destino, y vemos, que al igual que nosotros mismos, las personas que nos
rodean, se van enredando en sus propias madejas, que son las pasiones Humanas,
y sentimos verdadera y profunda compasión por Amor, si un amor inmenso, ya que
comprendemos el sufrimiento por su propia lucha (cuando es desde el Ser, no me
refiero al lloriqueo o a la imagen de víctimas etc… esto corresponde al Yo
Inferior o inconsciente), que a su vez es la nuestra, ya que estamos sumergidos
en la misma rueda, y la meta o destino final es común para todos.
El Yo Superior nos da la capacidad de ver poco a poco, cual es
nuestra situación y nuestras propias limitaciones ante el exterior que nos
rodea, de poder discernir por medio de éste, donde debo atender para así
avanzar cada vez más a nuestra propia luz, dejándonos guiar por Él en completo
abandono.
Ya no supone el pasado un freno que nos estanca
y obstaculiza, ni el futuro una ansiedad que nos hace escapar del presente que
no nos gusta, preparando y haciendo planes para mañana, aquí ya no existe el
factor tiempo, cada momento presente, se transforma en una experiencia nueva,
que nos ofrece nuestro interior y exterior conjuntamente ¡Abrámonos pues a él!
-¡Entreguémonos!, con humildad y sin condiciones, aceptando todo lo que nos
ponga en el nuestro camino, confiando que todo lo que nos vaya ocurriendo es
para aprender, transformar y subir escalones en el proceso de evolución, por
mucho dolor que nos ocasione la experiencia, estando Alerta a nuestro interior y exterior, y a su
vez y conscientemente experimentar de por sí, todo lo que se mueve en mí en
contacto con el otro, no como ente separado, sino como unidad, y así poder
discernir, que es una situación real que actualizar, o bien, cuando es una
influencia del medio.
No es tan difícil como creemos cuando estamos tan emponzoñados
por nuestras propias pasiones y deseos, que nos hacen girar y girar en lo
mismo, (ya que se repite una y otra vez la experiencia para que aprendamos de
ella y tomemos consciencia), sin dejarnos ver más allá, que eso que nos ocupa
el pensamiento absorbiendo todo nuestro Ser, arrastrándonos sin darnos cuenta a
un callejón sin salida, siendo ésta el arma más poderosa de nuestro Yo
Inferior, y estamos tan enfrascados en nuestros pensamientos, que nos aleja
cada vez más de nosotros mismos y de nuestra propia realidad.
Es bueno y sería lo ideal, que utilizáramos nuestra mente para
discernir, estar alerta y darse cuenta, siendo nosotros mismos los que la
enfoquemos hacia la atención, y por medio de la atención consciente, nos da el
poder de ver las influencias ajenas, y de distinguir cuando es nuestra propia
realidad, o bien una sugestión promovida por nuestro entorno, ya sea por
mediación de personas, con la palabra o pensamiento proyectado hacia nosotros,
o bien por medio de la publicidad, ambiente, cultura, clima etc.
Cuando estamos en contacto con otras personas, en un momento
determinado, producido por una palabra, frase o ademán, (e incluso las
compraventas que surgen en las relaciones) se mueve en mi interior algo
agradable o desagradable, ahí es donde tengo que mirar, que atender en mí
y no enviarlo hacia el otro, echándole la culpa de mi desgracia y malestar, o
la excesiva simpatía que despierta en mí y al revés, cuando el otro en contacto
con nosotros se le mueve algo interno, podamos ver y no aceptar la vibración
que proyecta enviándola hacia nosotros, es un salvoconducto para nuestra propia
felicidad, que se encuentra dentro de nosotros y no fuera.
Cada situación consciente en manos de nuestro Yo Superior o
consciencia, se transforma en un paso adelante, en un paso hacia nuestra propia
evolución como seres humanos en proceso de perfección, dirigiendo nuestros
caminos hacia la fusión con la Divinidad que está en nuestro interior.
Vivamos el momento presente tan intensamente
que no exista el mañana, dejando que nuestro Yo Superior se encargue de poner a
nuestro alcance, los medios externos que sean propicios para nuestra propia
evolución, y sin dejar escapar ninguna oportunidad que se nos ofrezca,
experimentemos e investiguemos en nuestro interior todo este proceso, que ya de
por sí es verdaderamente atractivo y supone una gran aventura, aunque el
proceso resulte a veces más doloroso que agradable, y no exento de sufrimiento,
comencemos pues, contando con nuestras más potentes armas que son la alerta consciente para darnos cuenta, y la humildad para poder aceptar, asumiendo esa
situación que nos obstaculiza y paraliza el camino de nuestra propia evolución,
transformándose en consciencia.
Esta es la meta y misión principal de nuestra
existencia aquí en el plano físico o materia, que poco a poco y paso a paso,
vamos avanzando en la conquista de nuestra propia realidad como Ser, no exento de contrariedades y doloroso
sufrimiento, pero este es el camino que nos conduce a la Sabiduría, y la Libertad ¡Qué es
la hija del Amor!
Sofia Yoldi
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