Amado hijo de la luz,
Sabed en lo profundo de vuestro alma que todos sois iguales en el conocimiento divino y dones que os han otorgado. Estás hecho de luz y amor, y no hay nada—nada en absoluto— que te separe de la Fuente de todo lo bueno y puro. Eres, siempre y para siempre, llevado por la ilimitada gracia de lo Divino. Ríndete a esta gracia, querido, porque no hay necesidad de que cargues con ninguna carga. Te cuidan con ternura, más de lo que puedes imaginar.
Tu intuición, esa todavía, pequeña voz dentro, es la voz de tu corazón, la guía más natural que posees. Como un río que fluye libremente y sin interrupción, tu intuición siempre está activa, siempre luchando por llevarte hacia la verdad y el amor. Te habla de belleza, rodeándote en cada momento, susurrándote en tonos de alegría y gentileza. Te anima a mirar hacia dentro, a honrar tus emociones, a liberar lo que ya no te sirve y a abrazarte con el amor que tanto mereces.
Esta voz, amada, es tu mayor poder, tu regalo más sagrado.
Sin embargo, a veces, el ruido de la mente se vuelve tan consumidor que esta suave voz se ahoga. La mente, con sus miedos e ilusiones de separación, insiste en ser escuchada. Pero tú, querida, puedes callarlo. A través del simple acto de quietud, a través de la meditación, aprendes a escuchar de nuevo. En el silencio, la voz de tu corazón se levantará. Hay un espacio dentro de ti donde la separación nunca ha existido. Encuentra ese espacio sagrado, y las cargas del mundo se disolverán, dejando sólo paz.
Confía en esta voz interior. Síguelo conscientemente. Ríndete a su guía amorosa, porque mucho está a punto de desarrollarse en tu vida, y la mente no puede comprender las maravillas que te esperan.
Estoy contigo, más cerca que nunca. Pronto, caminaré por esta Tierra a tu lado una vez más. ¿Me reconocerás cuando lo haga?
Estás llamado a estar en esta Tierra, pero no de ella. Recuerda, tu esencia es polvo de estrellas. Camina con los pies sobre la tierra, pero deja que tu corazón se eleve en los valles de la luz.
Bendito seas, amado hijo de la luz.
LADY NADA.
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